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Don Rosendo pensó con emoción en la posibilidad de que a su muerte la villa, agradecida perpetuase su memoria colocando una lápida con su nombre en las Casas Consistoriales. Homenaje de gratitud de la villa de Sarrió a su esclarecido hijo don Rosendo Belinchón, infatigable campeón de sus adelantos morales y materiales. No era fácil conciliar el sueño rodeado de estas brillantes imágenes.

Cuando aparecía el pregonero en el balcón de las Casas Consistoriales y leía la sentencia de muerte contra Jesucristo, ha quedado en la memoria de los bermejinos el furor con que el padre se volvía contra él, gritando: "Calla, falso, ruin, necio y miserable pregonero, y oirás la voz del Ángel que dice:"

Los castillos de Carmona y Moron son ruinas que seguireis con placer y terminarán por sumergiros dulcemente en la melancolía; la fachada de las antiguas casas consistoriales de Jerez es una de las flores mas delicadas del Renacimiento; la iglesia de S. Miguel en la misma ciudad, uno de los mas ingeniosos rasgos del goticismo en los primeros tiempos de su decadencia. ¿Deberé hablaros ahora de Cádiz? ¡Ah! la primera ciudad de España mentada por la historia apenas tiene una piedra que recuerde su pasado.

Sevilla, con su Guadalquivir á los piés, con su célebre catedral, las casas consistoriales, la Audiencia, la Lonja, y otros muchos edificios notables; Sevilla es tambien una de las ciudades mas mercantiles de España, comercia en grande escala, y tiene una poblacion de ciento treinta mil almas.

He allí la Iglesia, sola en extenso campo, como un monasterio, y rodeada de castaños, nogales é higueras. Las Casas Consistoriales se levantan en remoto paraje pintoresco, donde ya parecía que la aldea había terminado. Aquella otra casa de campo que se ve á lo lejos es la Botica.

Mientras tales cosas pasaban en las Casas Consistoriales, ocurrían otras de bien distinta naturaleza junto al mismo regato de que se ha tratado, a la escasa sombra que proyectaba el aún no bien formado follaje de dos cortas hileras de chopos, a las cuales se llamaba en la villa la Alameda grande.

Cabalmente el día en que nosotros entramos en la villa con esta narración, había en las Casas Consistoriales reunión de contribuyentes para tratar de este perdurable asunto, con motivo de haber ido a las Cortes un diputado natural de un pueblo inmediato, al cual representante iba a encomendarse la tarea, no floja, de conseguir del Gobierno la protección tantas veces intentada en vano por el vecindario de la villa.

En cuanto el maestro subió al otro piso, el centenar de chiquillos comenzó á rebullirse, primero con cautela por si el pedagogo les jugaba, como de costumbre, alguna emboscada, y después con un estrépito y una confusión tales, que el vigilante nombrado por el maestro, y con omnímodas atribuciones, por cierto, viendo su autoridad atropellada, hubiera acudido en queja «al señor maestro» si se hubiera atrevido á penetrar en el sancta sanctorum de las casas consistoriales.

Después de tomar un refrigerio en las Consistoriales y descansar un poco, la comitiva se restituyó a la plaza, donde se efectuó con una solemnidad capaz de hacer derramar lágrimas al ateo más empedernido el acto de colocar la primera piedra de la nueva casa de Dios.

Solo de un modo podriais ser más desgraciados que los habitantes de esta Babilonia, que me aturde: teniéndoles envidia. =Dia sétimo=. Casa de Ciudad, arco del Triunfo, Obelisco. Mis queridos lectores, ayer os he hablado de las Casas Consistoriales y del arco del Triunfo, y os debo algunas palabras sobre ambos monumentos, representantes de célebres y poderosas tradiciones políticas de este país.