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La forma de consagrarle y las ceremonias de que usan para esta función son extrañas y conformes al que ha de servir á tales deidades. Es el Mapono la persona más venerada del pueblo, y de la misma manera que al cacique, se le dan á él los diezmos de la caza y de las cosechas.

Sentimos no poder describir aquellos ojos de fuego, aquella exuberancia de formas, aquella corrección de líneas, que completan los acabados modelos del universal viajero en sus dadivosas y enamoradas concepciones chamorras y carolinas, prontas, por supuesto, eso , y dicho también por supuesto por el escritor francés, á consagrarle sus amorosas primicias y hasta su existencia, y vean ustedes cómo el ilustre viajero casi casi introduce en las pacíficas chamorras el uso de los fósforos de Cascante, y la entidad acabada del Don Juan, con sus irresistibles filtros sus tiernas pláticas y sus incendiarios conceptos, con la diferencia que al Don Juan europeo le abrían las puertas dueñas y rodrigones, y al Don Juan trasatlántico pañuelos y relicarios.

Poco tiempo tenía la mujer del empleado del Banco para consagrarle a estas malas pasiones de pura fantasía y mala intención; necesitaba la atención para la prosa de la vida que era bien difícil; pero algún desahogo había de tener: pues bien, este, procurar que Ana fuese al fin y al cabo como todas.

Esa libertad de que los Suizos han gozado y gozan ha producido dos grandes resultados: en primer lugar, cada suizo, sintiéndose libre y con dignidad, ha nutrido en su corazon el mas profundo y altivo sentimiento de patriotismo y fidelidad á la nacion, al canton y al distrito, en virtud del cual está pronto siempre á defender la patria y consagrarle su vida.

Un unitario no cree en tal triunfo, y se funda en razones tan concluyentes, que os hace dudar de lo que vuestros ojos están viendo. Tiene tal fe en la superioridad de su causa, y tanta constancia y abnegación para consagrarle su vida, que el destierro, la pobreza ni el lapso de los años entibiarán en un ápice su ardor.

Llegada la edad de la razón, Juan y Pedro fueron buenísimos para ella. Sus corazones no cesaban de brotar y consagrarle nuevos tesoros de ternura. ¿Quién la quería mas? Era imposible averiguarlo. Del carácter sensato y juicioso del uno, de las genialidades prontas e irreflexivas del otro, surgían continua e inesperadamente pruebas de amor filial.

»Antonia de Valgenceuse.» «Colonia, 10 de diciembre. »Se queja usted, Antoñita, de que le hablo poco de . Ahora mismo voy a castigarla escribiéndole una carta egoísta hasta la exageración. Comenzaré por dedicarme dos o tres páginas, y así tendré el derecho de consagrarle luego algunas líneas. ¿Quedará usted con ello satisfecha? »Ya estoy en Colonia, o mejor dicho frente a Colonia: en Deutz.

El conde de Mengis detúvose en la sala, y dijo: Señores, les prevengo que van a encontrar al lado de Antoñita a seis de mis contemporáneos a quienes tiene encantados, y que han tomado la resolución de consagrarle con puntualidad tres noches por semana; es preciso además que para agradar a Antonia los jóvenes complazcan a los viejos. Ahora, señores, ya están avisados. Entremos, si les place.

Tal noticia, la encantó y la alarmó al mismo tiempo. Aquel sacrificio, hecho en honor suyo, ¿no la comprometería demasiado? Reprochose tomarle toda su vida, cuando ella no podía consagrarle la suya. Para tranquilizar su conciencia, resolvió heroicamente volver a impulsarle al matrimonio, empleando toda su elocuencia.

No es misticismo inerte, egoísta y solitario el suyo, sino que desde el centro del alma, la cual no se pierde y aniquila abrazada con lo infinito, sino que cobra mayor aliento y poder en aquel abrazo; desde el éxtasis y el arrobo; desde la cámara del vino donde ha estado ella regalándose con el Esposo, sale, porque él le ordena la caridad, y es Marta y María juntamente; y embriagada con el vino suavísimo del amor de Dios, arde en amor del prójimo y se afana por su bien, y ya no muere porque no muere, sino que anhela vivir para serle útil, y padecer por él, y consagrarle toda la actividad de su briosa y rica existencia.