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ABIND. No ; Que buena priesa he traido. JARIFA. ¡Ay, que esposo tan querido, En hora buena él lo fué! Llegada es ya la ocasión Que de aquestos brazos goces. ABIND. ¿Es posible que conoces Mi enamorada afición? conoces, pues la pagas. JARIFA. Ya en efeto soy tu esposa. ABIND. Quiere Alá, Jarifa hermosa, Que así mi amor satisfagas.

Tengo que hablarte, Olga murmuró, con la mirada siempre tristemente fija en el cielo raso. ¿Si esperáramos hasta mañana? respondí. No dijo ella, en el intervalo podrían suceder cosas que no deben producirse. A partir de hoy, todo ha concluido entre él y yo. Entonces conoces muy mal a Roberto dije. Pero yo me conozco bien dijo ella. Yo soy quien rompe. ¡Marta! grité espantada.

Ama a otro hombre y ya es su esposaNo hay expresión que pueda dar idea de la amargura de mi corazón al repetir los detalles que ya conoces. Me parecía que no pronunciaba una palabra en la cual no estuviese escrita mi sentencia, y hubiera deseado que mi pecho se rompiese para evitarme el horror de la humillante revelación.

¡Oh! ¡! Yo que si quisiera podría vivir cómodamente, vestir hermosas telas, concurrir a los teatros y a los paseos. , porque la señora Adela me lo ha dicho, que un hombre muy rico está enamorado de . Lo tanto, como que me he visto maltratada muchas veces porque me he negado... a ser feliz, como dice la señora Adela. ¡Oh! ¡Tan joven y ya conoces el mundo!

En cuanto a la mujer española... La de los grandes tiempos místicos ha desaparecido; ha resucitado aquí, revestida de un esplendor nuevo, transformada, única, en este ser extraño, en esta clase sentimental a que pertenece sin duda la criatura que te ha enloquecido. Y te ha enloquecido porque no la conoces. ¡ sabes quién es! interrumpió Muñoz irritado.

Ya, ya te entiendo. Te haces la humilde para disimular mejor tu soberbia... Todo te lo perdono; ya sabes que te quiero, que soy buena para ti... En fin, me conoces... ¿Qué dices? Nada, señora, no he dicho nada, ni tengo nada que decir murmuró Nina entre dos suspiros hondos . Quédese con Dios.

¿Crees ?... preguntó María Josefa para tirarle de la lengua. ¡Madre!... ¿Eres tonta, mujer? ¿No conoces a Amalia como yo? ¿Y qué tiene que partir Amalia en el matrimonio de Luis? preguntó Jovita, que en su calidad de soltera, aunque hubiese cumplido los treinta y dos, le convenía hacer patente su candor. ¡Ay!

Como quien dice: «Ya veo la gloria y los ángeles». Bobería; no dijo sino más... a saber, más Jerez. Guillermina y Severiana le acercaron un espejo a la cara y lo tuvieron un ratito... Después todos empezaron a hablar en alta voz. Ya estaba Mauricia en el otro mundo; se había quedado de un color violado tirando a azul. A los diez minutos su fisonomía estaba tan variada, que si la ves no la conoces.

«¿Pero cuántos caballeros conoces , grandísimo apunte? le habría dicho Rosalía, si hubiera estado en situación de ser severa . tratas con todos los caballeros del género humano. ¿No habrá uno que te tire, de una bofetada, todos los dientes que te quedan, y que, por cierto, son muy bonitos?». , lo que es ahora añadió Refugio con desparpajo , cambiaremos de aires... Vayan con Dios.

Puedes compadecerme. Son dolores que no conoces. El primer año de soledad lo había vivido Alicia esperando las cartas que llegaban con intermitencias del frente de la guerra. Muy contadas alegrías. Jorge había venido á París una sola vez con permiso, pasando media semana junto á ella.