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¿Qué le pasa a Quenoveva? le dije a Mary . La encuentro más pálida y triste que antes. Es que está algo enamorada. ¿De veras? . ¿Y de quién? De un chico marinero que no conocerás, que se llama Agapito. Y él no la hace mucho caso. ¿No? ¡Qué majadero! ¿Qué más puede desear ese imbécil? Si no le parece bien ...

23 Y reyes serán tus ayos; y sus reinas, tus amas [de leche]; el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo [soy] el SE

11 Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y vendrá de repente sobre ti destrucción, la cual no conocerás. 12 Estate ahora en tus adivinanzas, y en la multitud de tus agüeros, en los cuales te fatigaste desde tu niñez; quizá podrás mejorarte, quizá te fortificarás.

No te asombres, hija, que bien conocerás por lo que voy a decirte que mi cabeza está buena, tan buena como nunca lo estuvo. Qué, ¿no lo crees?». Fortunata no sabía si creerlo o no. Su miedo no se había extinguido, y esperaba que tras aquellas palabras tranquilas, vinieran otras airadas y sin pies ni cabeza. No dijo nada, y siguió protegiendo a su hijo, en actitud de defenderle al primer ataque.

Te presento a mi amigo José Calzada, célebre matador de toros que ya conocerás con el nombre de el Cigarrero, aunque hace muchos años que no mata en la plaza de Madrid... Su hermano Baldomero, el Serranito, banderillero de fama... Sebastián Campos... Enrique se detuvo vacilante antes de pronunciar el alias.

Toma, pícaro, toma, ¡ajo! ahora conocerás lo que es tener hambre... no, siento que no lo sepas todavía, porque te queda la estancia, pero, ya te llegará tu San Martín, como a los chanchos... Lo principal, que es el primer paso, está ya hecho: el Bernardino, patas arriba y el ministril aquel de las uñas largas, boca abajo; la tierra tiembla: mira, Quilito, ponte como los gauchos o los indios, la oreja contra el suelo, y sentirás un rumor así como de muchos caballos que galopan: es la vanguardia de la revolución, que se anuncia, que se armará pronto... ¡ay! ¡qué gusto! ese día, cuando el bochinche esté en lo mejor, atrapo al doctorcito Eneene... no, lo que es a ese nadie me lo toca, es mío... y con unas buenas tijeras le podo las uñas, cortándole hasta raíz de las yemas; le pongo un bonete con un murciélago pintado y un letrero que diga: ¡por ladrón! y a patadas, amarrado codo con codo, le llevo a la plaza Victoria y allí, delante del respetable público, le ensarto en la lanza del muñeco de la Pirámide; ¿qué tal? qué bueno sería, ¡ajo!

3 ¿Tus mentiras harán callar a los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence? 5 Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo, 6 y que te declarara los secretos de la sabiduría! 7 ¿Alcanzarás el rastro de Dios? ¿Llegarás a la perfección del Todopoderoso? 8 Es más alto que los cielos; ¿qué harás? Es más profundo que el infierno; ¿cómo lo conocerás?

Al dar las doce el duque sintió pasos indecisos de una mujer en el interior; acercarse aquella mujer á la reja, detenerse un momento como irresoluta, y abrir por fin las maderas. ¿Sois vos? dijo con voz trémula Esperanza. Yo soy contestó con la voz siempre desfigurada el duque. Pero ¿por qué si me queréis os ocultáis? Ya me conocerás. Entre tanto toma esta cadena. ¡Una cadena!

24 Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que está de parto. 25 No salgas al campo, ni andes por camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes. 27 Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás pues, y examinarás el camino de ellos.

Tal vez el piano amansase a don Juan; pero... ¡quia! éste formaba parte de las fieras, a quienes domina la música, y con gran pesar de su hermana no salía de su indignación. ¿Para esto me has convidado...? has dicho: «Le daremos bien a comer, procuraremos emborracharlo, y después, cuando esté tierno... ¡el sablazoPues hija, te equivocas. Ni ahora ni nunca conocerás el color de mi dinero.