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Cada ciencia, de por , es una abdicación al conocer íntegro, gesto de cansancio, tácita admisión de pequeñez e ignorancia, actitud de obligada humildad. El sabio se ha dejado colocar, como caballo que va de jornada, orejeras a entrambas sienes, por no ver sino lo que tiene delante de las narices. El universo es coordinación de infinitos fenómenos heterogéneos.

Con muchísimo gusto, á menos que M. Harvey no desee hacer él mismo esa pequeña ceremonia... Como navegante le debe á usted toda clase de deferencias... , por cierto, dijo flemáticamente el americano. Creo, señor de Tragomer, que á mi hija le gustará conocer á usted...

Y en cuanto a sus peroraciones frecuentes, ¡vayan ustedes a conocer que aquellas palabras culminantes de su oratoria, que son su delicia, las escribe con q!

Te quiero, Fernando: yo no te olvidaré nunca. Y no dijo más. Su novio la acosaba con preguntas. Quería conocer su valor ante el futuro peligro, apreciar la fuerza de su voluntad, medir la extensión de su amor; pero ella, con la cabeza baja, eludía tenazmente la respuesta, siempre con el mismo juramento: «Te quiero, te amo.» ¿A qué hablar de lo que aún estaba por venir?

Le había inquietado mucho la idea de que permaneciese en París. ¡Con las revoluciones que habían ocurrido allá en los últimos tiempos!... Desnoyers quedó dudando, como si hubiese oído mal. ¿Qué revoluciones eran esas?... Pero el oficial había pasado sin más explicación á hablar de los suyos, creyendo que Desnoyers sentiría impaciencia por conocer la suerte de la parentela germánica.

Pero, no prosigamos por este camino, que habría materia para llenar un volumen; y vengamos al tema de este articulejo, en el cual vamos á dar á conocer algunas profesiones, que en los siglos pasados tuvieron gran auge, y cuya existencia no nos explicamos ni acertamos á comprender hoy.

Todos los conocimientos que tenemos nos vienen de Dios, porque él es quien nos ha dado la facultad de conocer, y él es quien, ó ha grabado en nuestro entendimiento las ideas, ó ha hecho que pudiéramos adquirirlas por medios que todavía se nos ocultan.

El gancho representaba su pasado. Acaso el cofrecillo constituía su presente. Acaso yo al abrir aquel cofrecillo determinaría su porvenir. Cuando el porvenir es sombriamente misterioso, tememos conocerle: como el preso por una causa grave teme conocer la sentencia del juez.

Así, instantáneamente se pasa de la vegetación risueña á la melancólica, y de la tersa llanura á los planos inclinados y á las sinuosidades profundas. La noche se acercaba cuando descendí en Alcudia del tren del ferrocarril. Despues de aquellos contrastes puramente materiales iba á conocer otros de carácter social muy interesantes.

Pero como es indispensable conocer más á fondo sus facultades poéticas y originales, hemos de indicar también las sombras, que lo obscurecen, sin omitir tampoco aquello que disminuye su mérito, inferior en algunos puntos al de sus predecesores, ó, por lo menos, á la herencia, recibida de aquéllos, que seguramente no ha mejorado.