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Los espejos, velados tristemente por la pátina de los diez lustros, parece que conservan como un vago reflejo de ensueño, rostros confusos y siluetas de lejanas personas desaparecidas, repetidas de uno en otro, infinitamente, en los cristales, como un cortejo de alucinación.

Algo extraordinario cortó el aire, dominando con su estridencia los confusos ruidos de la noche. Era un grito, un aullido, un relincho, una de aquellas voces hostiles y burlonas con que los atlots vengativos se llamaban en la sombra. Jaime sintió un impulso de levantarse, de correr a la puerta, pero luego permaneció inmóvil. El tradicional auquido había sonado a alguna distancia.

No obstante, para no ser injustos, es preciso hacer una distinción: en los dramas, en que la parte externa de la vida se nos presenta dependiente de la casualidad y de otras influencias, los rasgos de carácter individual son ligeros, por lo común, y los personajes sólo se pintan con rasgos generales y confusos, puesto que determinarlos con más claridad sería contrario al objeto del poeta; pero ya en esta clase encontramos también, que, cuando la intención poética va más allá de su objeto, y cuando se necesitan otros elementos para imprimir á la acción y á sus formas un giro diverso del indicado, y superior ó inferior á él, también los caracteres de formas abstractas y nebulosas se transforman en individuos distintos y llenos de vida.

Oía la frailuna voz de la devota; veía extraños y complicados resplandores, partidos de la lámpara del viejo; veía la rojiza diafanidad de sus orejas como dos lonjas de carne incandescente; veía la enormidad de su calva iluminada como un planeta; y por último, todos estos confusos y desfigurados objetos se desviaban, dejando todo el fondo obscuro de las visiones para la imagen de Clara que, no desfigurada, sino en exacto retrato, se le representaba, alzando la vista de una labor interrumpida para mirarle.

Vagos, confusos al principio, los novelescos pormenores reaparecieron en forma de emoción más que de imagen, hasta recobrar, por fin, su nitidez y su ordenamiento, guiados por el orgullo. Veíase de nuevo saltando la ventana, descorriendo el tapiz y caminando luego a tientas, en dirección a la cuadra del baño, con el estoque tendido en la sombra.

Divinidad vaga, de confusos mandamientos; pero cuyo solo nombre le hacía latir más ligero el corazón y le encendía puntilloso calor en el rostro. Su rosario, envuelto en la guarnición de la espada, golpeaba el metal con las cuentas. Esto que agora emprenderéis agregó el lectoral será en servicio de la santa Iglesia de Cristo.

Sus pensamientos y sus sentimientos eran tan confusos que, si hubiera tratado de expresarlos, sólo hubiese podido decir que la niña le había venido en lugar de su dinero que su oro se había vuelto una criatura. Tomó las ropas de manos de Dolly y, bajo su dirección, se las puso a la niña. Esta interrumpió entonces, naturalmente, sus ejercicios gimnásticos.

14 Sean avergonzados y confusos a una los que buscan mi vida para cortarla; vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean. 15 Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea! 16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salud: el SE

«Judíos honrados, salud i gracia: Sepades que el rei de España por pregon público nos hace volver cristianos i nos quiere quitar las haciendas i nos quita las vidas, i nos destruye nuestras sinagogas, i nos hace otras vejaciones, las cuales nos tienen confusos é inciertos de lo que debemos hacer.

Sólo llegaban, aunque confusos y vagos, el resonar de las castañuelas y el son de la guitarra, y un leve murmullo, causado todo por los criados de Pepita, que tenían su jaleo probe en la casa de campo. Antoñona abrió la puerta del despacho; empujó a D. Luis para que entrase, y al mismo tiempo le anunció diciendo: Niña, aquí tienes al señor D. Luis, que viene a despedirse de ti.