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Esto nos demuestra que el arte religioso, tanto en arquitectura como en escultura, como en poesía, como en música, como en canto, en todo, tiene un carácter que no es posible equivocar ni confundir. El hombre no comprende la esencia de Dios, porque no comprende ninguna esencia.

Pero viéndola en trato familiar con la duquesa de Delille, la consideraba tan importante como la otra, acabando por confundir las cosas de ambas en un interés común.

Esa ocasión ha llegado esta noche. Á usted, amigo Marenval, á quien he contado mi aventura, le pregunto; con la gran fortuna que usted posee, con su afición á las cosas que no son comunes, con el atrevimiento que muestra al contrariar, cuando le parece oportuno, las ideas corrientes, ¿quiere usted colaborar conmigo para rehabilitar á un inocente y confundir á un culpable?

Hay ademas hoy en el mundo una señalada tendencia á suprimir las distancias, borrar las distinciones y confundir los intereses.

No se trata de una opinion, sino de un hecho, que el sentido íntimo nos atestigua. Es verdad que haciendo abstraccion de la extension, se puede concebir una substancia, ó mas generalmente, un ser, pero entonces ya no hay idea de cuerpo, si no la queremos confundir con la de substancia ó la de ser, en general.

No hay que confundir jamas la bonita, la graciosa, la linda, la hermosa y la bella en una vulgar y común denominación, porque cada una de ellas es un tipo especial que corresponde á condiciones diferentes. Infeliz del extranjero que no tenga fuerza para resistir á la seduccion de esas sirenas peligrosas, y crea en los tesoros del amor de puerto de mar!

Permaneció inmóvil, con los ojos entornados, mientras las sombras del crepúsculo, surgiendo de los rincones, venían á confundir sus lobregueces en el centro de la habitación. Sólo una débil claridad exterior daba cierta fluorescencia azul á los vidrios, destacándose sobre ellos la silueta inmóvil de Elena.

Esta es la lira dramática. En los versos citados pueden verse las combinaciones posibles de los cuatro primeros. No hay necesidad absoluta de que alternen los versos de tres y de cinco pies, y el poeta puede seguir otro sistema, aunque obligándose á no variarlo, una vez adoptado, en las demás estrofas. Cuídese, sin embargo, de no confundir la lira con la silva, como lo han hecho muchos escritores.

Así que por la Lógica no sabemos si hemos de negar ó conceder las proposiciones del sylogismo, porque ese conocimiento nos viene de otras Artes; le toca solo ver si la formacion del sylogismo es conforme á las reglas que muestran su buena constitucion, no debiéndose confundir la ciencia con el modo de saber.

Evidentemente mi cariño no estaba completo: le faltaba uno de los tributos del amor, no el más peligroso, pero el más feo. La vi asediada y me acerqué a ella. en torno mío frases que me abrasaban: sentía celos. Nunca se confiesa estar celoso; sin embargo, no eran aquéllas sensaciones que pudiera yo confundir.