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Obediente, sumisa a la voz de sus padres, jamás se oponía a sus mandatos, como suelen hacerlo las señoritas de las clases elevadas, que gustan de ser caprichosas y se complacen en ser mimadas por los suyos. La vida de Gabriela estaba consagrada a sus padres. Obsequiarlos, tenerlos alegres y contentos era su único deseo, y de seguro que nunca dejó de agradarlos.

Vimos á trechos asomar por encima de estos, árboles frondosos que subian al parecer desde el fondo de los patios: recordamos que los orientales guardan para el interior la belleza que otros pueblos se complacen en desarrollar en el esterior de sus edificios; y no pudimos menos de concebir la esperanza de descubrir todavía, aunque desfigurada y rota, una ciudad morisca.

Tiene el juego en Vichy algo de la higiénica elegancia del pueblo todo, cuyos habitantes se complacen en repetir que en su villa nadie se levantó la tapa de los sesos por cuestión del tapete verde, como sucede en Mónaco a cada paso; de suerte que no se presta la sala del Casino a descripciones del género dramático espeluznante; allí el que pierde se mete las manos en los bolsillos, y sale mejor o peor humorado, según es de nervioso o linfático temperamento, pero convencido de la legalidad de su desplume, que le garantizan agentes de la Autoridad y comisionados de la Compañía arrendataria, presentes siempre para evitar fraudes, quimeras y otros lances, propios solamente de garitos de baja estofa, no de aquellas olímpicas regiones en que se talla calzados los guantes.

Capus, cruzado de brazos y sonriendo benévolo ante la superficialidad de todas las virtudes y defectos humanos, traduce fielmente el espíritu de nuestra época; época sin ideales, en que los hombres, convencidos de la levedad de sus méritos, perplejos y acobardados por el desplome de la vieja fe y el amanecer de una moral nueva, huyen de las afirmaciones rotundas, y sólo se complacen en la grandeza tolstoiana del perdón.

Si se les oye, todo aquello es suyo. Hanse posesionado del Océano en que se bañaron y se complacen en ofrecérselo. La esposa vuelve á presentarse amable, benévola, ante la muchedumbre que hasta hace pocos momentos tanto la inquietaba. ¡Encuéntrase tan bien á su lado; tan en su centro!

La mayor parte de los que profesan la filosofía de la historia, ¿hacen mas que recitar trozos de las obras de Guizot, ó de otros escritores muy contados? Los que se complacen en declamaciones sobre elevados principios de legislacion, ¿no son con frecuencia plagiarios de Becaria y Filangieri? Los utilitarios ¿nos dicen por ventura otra cosa que lo que acaban de leer en Bentham?

Al contrario de ciertos seres viles que se complacen en transmitir el veneno de la murmuración, tenía gusto en ir repitiendo a cada cual lo bueno que de él hablasen los demás: «Pepita, ¿sabe usted lo que acaba de decirme doña Rosario del vestido que usted lleva?... que es elegantísimo, muy sencillo y de mucho gustoPepita se esponjaba en su palco, y dirigía una mirada de ternura a doña Rosario, a pesar de que nunca le había sido simpática.

Las abejas, los zánganos, las mariposas y tantos insectos alados sin nombre que las chupan al calor del sol, se complacen revoloteando en el ambiente perfumado de la cañada, llena de vida, de movimiento y de zumbidos.

A principios de 1902 falleció en Londres un americano cuya vida podría parecer singular aun en su país natal, donde por cierto abundan los hombres que se complacen en desafiar las circunstancias de una existencia azarosa y llena de incertidumbre. Fue sucesivamente minero, maestro de escuela, corrector de pruebas, tipógrafo, editor y últimamente cónsul de los Estados Unidos en Glasgow y Londres.

Porque no es precisamente el oro el fomento de la noble arquitectura; no son las épocas de mayor riqueza ni los estados mas prósperos los que escogen las varoniles doncellas hijas predilectas del genio para hacer sus apariciones en la tierra: muchas veces por el contrario se complacen en visitar á las generaciones mas trabajadas por las públicas calamidades, mas menesterosas y mas faltas de sosiego, como para hacer ver á los mortales que los goces de la inteligencia no se compran, sino que solo se obtienen cuando á Dios place dispensarlos.