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Deseó saber por qué se descoyuntaban y torturaban los libros sagrados para explicar por épocas geológicas la creación que Dios había realizado en seis días; qué peligro se quería evitar haciendo comparecer a la divinidad ante la ciencia para que explicase sus actos, ajustándolos a las decisiones de ésta; a qué obedecía el miedo instintivo de los autores religiosos a afirmar rotundamente los milagros, justificándolos con intrincados razonamientos, sin atreverse a sostener como prueba decisiva la indiscutibilidad del prodigio sobrenatural.

Cuatro meses después, el capitán Ferragut estaba en Barcelona. Había hecho durante este tiempo tres viajes á Salónica, y en el segundo tuvo que comparecer ante un capitán de navío del ejército de Oriente. El marino francés estaba enterado de sus expediciones anteriores para el avituallamiento de las tropas aliadas; conocía su nombre, y le miró como un juez que se interesa por el acusado.

«Señor cura: »Mi hija va a morir, y antes de comparecer en la presencia de Dios, desearía ver al sacerdote que inculcó en su alma inocente la sagrada doctrina de Cristo. Le suplico, padre mío, que venga lo antes posible.

¿Qué día? persistió la niña. En el gran día del Juicio Final, murmuró el eclesiástico, que se vió como obligado á responder de este modo á la niña en su carácter sagrado de ministro del altar. Entonces, y allí ante el Juez Supremo, continuó, tendremos que comparecer tu madre, y yo, al mismo tiempo. Pero la luz del sol de este mundo no habrá de vernos reunidos. Perla empezó á reir de nuevo.

Pero comparecer juntos ante él y decirle: «¡Perdónanos, hemos pecado!...» no es posible; sería un espectáculo demasiado teatral; y el que se encargase de hacer esa confesión tendría sobre su cómplice una gran ventaja; estando igualmente unidos a Martín, el primero que rompiese el silencio pasaría necesariamente por el más sincero y el menos culpable.

Extendió el brazo, y bajó de su sitio un legajo de no grandes dimensiones; lo desató cuidadosamente y repasó los expedientes que contenía, hasta dar con un edicto del Santo Oficio, escrito en recio papel de Génova y encabezado con la consabida fórmula de «Nos los Inquisidores de la Fe contra la herética bravedad etc». Algún tiempo tardé en descifrar su contenido, sacando en conclusión, que el 15 de Agosto del año de 1614, fué denunciado como brujo, ante el Santo Oficio de la Inquisición, el Señor don Joaquín de Herrera Goya, dueño de la «Hacienda de Moler azúcar de San Francisco Xavier, Obispado de la Puebla de los Angeles». El temido tribunal citaba a dicho señor a comparecer ante él, por tan horrible cargo, y, en caso de hallarse culpable, sufrir la pena consiguiente.

Se había cortado la barba y los cabellos, pero le Tas se guardó bien de preguntarle por qué. El esplendor de la casa lo deslumbró; la dignidad severa de la señora Chermidy le impuso el mayor respeto. La hermosa bribona había adoptado una cara de procurador imperial. Lo hizo comparecer ante ella y lo interrogó sobre su pasado como mujer que no se equivoca.

Me han dado los medios para entrar, y sólo ellos me pueden hacer salir. Estoy por completo en su poder. ¿Qué harán de ?... El terror le había sugerido en ciertos momentos desesperadas resoluciones. Quería denunciarse á misma, comparecer ante las autoridades francesas relatando su historia, haciendo saber los secretos de que era poseedora.

La verdad... es... que no tengo sombrero... para hacer... el viaje a Lourdes... Los que tengo... son... muy antiguos... Hazme el favor... de escribir... a Luisa... y que me envíe... uno, de novedad... también... necesitas un vestido... Encárgalo..., hija mía..., encárgalo. Mamá, deja las vanidades del mundo... Acuérdate de Dios... Mira que vas a comparecer muy pronto a su presencia...

Facundo manda que la enlacen en la iglesia; el arriero va a tomarla con las manos, y en este momento un oficial que entra a caballo por orden de Quiroga, enlaza mula y arriero y los saca a la cincha unidos, sufriendo el infeliz las pisadas, golpes y coces de la bestia. Algo no está listo en aquel momento; Facundo hace comparecer a las autoridades negligentes.