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Toda la máquina humana funciona con fuerza de buen ó mal grado; digiere, respira. La Naturaleza es exigente y sabe el medio de hacerla andar. Los robustos vegetales que forman una sábana de verdura bajo el influjo de los más fuertes ventarrones marinos, nos hacen asomar la vergüenza al rostro cuando los comparamos con nuestra languidez.

Felipe II era la propia bondad, la dulzura y la mansedumbre personificadas, sinceramente religioso y amante de su patria y modelo de reyes paternales, si le comparamos con Juan II de Portugal, apellidado el príncipe perfecto, con Luis XI de Francia, con Catalina de Médicis y sus hijos Carlos IX y Enrique III, con Enrique VIII e Isabel de Inglaterra y con no pocos otros que pudieran citarse, sin excluir acaso a su padre el César.

En todo cuanto afirmamos ó negamos de las mismas, envolvemos expresa ó tácitamente, la condicion de la existencia; pero cuando consideramos la esencia realizada, ó existente, no comparamos propiedad con propiedad, sino la cosa consigo misma.

Estas expresiones «A no es B; ó A y B son distintosson enteramente idénticas. Con ella percibimos la identidad y la distincion; la unidad y el número; con ella comparamos, con ella afirmamos ó negamos. Sin esta percepcion no nos es posible pensar.

Si alguna vez miramos adelante y nos comparamos con el extranjero, sea para prepararnos un porvenir mejor que el presente, y para rivalizar en nuestros adelantos con los de nuestros vecinos; sólo en este sentido opondremos nosotros en algunos de nuestros artículos el bien de fuera al mal de dentro.

Julia impulsada por su pasión se decide a cometer y comete tales crímenes que Darán espantos al mundo, Admiración a los tiempos, Horror al mismo pecado Y terror al mismo infierno. La venganza, pues, que toma la Duquesa haciéndole ver a Ignacio su deshonra, es una niñería, es una bagatela si la comparamos con otras mil venganzas, nacidas de agravios por el estilo.

Justa y Rufina, con los demás cofrades invitados al yantar con que se festejaban y festejaban á las Patronas de la Ciudad, que pecaba de sobrio, si lo comparamos con los refinamientos y exquisiteces de la cocina moderna, pues, ya vemos que los comensales se contentaron con pollos y gallinas, vaca, ternera, manjar blanco, frutas, vinillo de villarreal y de la sierra, suprimiendo, quizá por cara, la nieve, que ya entonces estaba muy en uso, no obstante que esta comilona tuvo que efectuarse en un mes de los estivales, á juzgar por las frutas que se sirvieron.

En cuanto Sepúlveda se sentaba satisfecho, como el que hincó el alfiler donde quiso, se ponía el clérigo en pie, magnífico, regañón, confuso, apresurado. «¡No es verdad que los indios de México mataran cincuenta mil en sacrificios al año, sino veinte apenas, que es menos de lo que mata España en la horca!» «¡No es verdad que sean gente bárbara y de pecados horribles, porque no hay pecado suyo que no lo tengamos más los europeos; ni somos nosotros quién, con todos nuestros cañones y nuestra avaricia, para comparamos con ellos en tiernos y amigables; ni es para tratado como a fiera un pueblo que tiene virtudes, y poetas, y oficios, y gobierno, y artes!» «¡No es verdad, sino, iniquidad, que el modo mejor que tenga el rey para hacerse de súbditos sea exterminarlos, ni el modo mejor de enseñar la religión a un indio sea echarlo en nombre de la religión a los trabajos de las bestias; y quitarle los hijos y lo que tiene de comer; y ponerlo a halar de la carga con la frente como los bueyes!»Y citaba versículos de la Biblia, artículos de la ley, ejemplos de la historia, párrafos de los autores latinos, todo revuelto y de gran hermosura, como caen las aguas de un torrente, arrastrando en la espuma las piedras y las alimañas del monte.

Si se comparan dos arcos enteramente iguales, demostrando esta igualdad por medio de la superposicion, no necesitamos la idea del número; pero si comparamos dos arcos desiguales con la mira de apreciar la relacion de su cantidad y empleamos el método de superponer el menor al mayor, repetidas veces, ya contamos, ya empleamos la idea de número y nos hallamos otra vez en el terreno de la aritmética.