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14 No he comido de ello en mi luto, ni he sacado de ello [estando] en inmundicia, ni de ello he dado para mortuorio; he escuchado la voz del SE

Porque las cañas y mis salidos huesos en toda la noche dejaron de rifar y encenderse, que con mis trabajos, males y hambre, pienso que en mi cuerpo no había libra de carne; y también, como aquel día no había comido casi nada, rabiaba de hambre, la cual con el sueño no tenía amistad.

-Verdad debe de decir mi señor -dijo Sancho-, que, como todas las cosas que le han sucedido son por encantamento, quizá lo que a nosotros nos parece un hora, debe de parecer allá tres días con sus noches. -Así será -respondió don Quijote. -Y ¿ha comido vuestra merced en todo este tiempo, señor mío? -preguntó el primo.

Decidióse á entrar en una cervecería y tomar algo, pues no había comido, «¡Vaya con Antoñico! se decía mientras mascaba distraídamente. ¡Ya lo creo que trabajará por que Soledad se quede en su casa! ¡No se relamerá poco ese tío podrido teniéndola al alcance de la mano!... ¡Valiente verde de restregones y achuchones se dará en estos días!» Y en su corazón, que la tristeza oprimía, sintió de pronto la quemadura de los celos.

Me perdonaba mis faltas, y yo le perdonaba las suyas... ¡Qué triste va, quizás pensando en lo mal que se ha portado con la Nina! Parece que está peor del reúma, por lo que cojea, y su cara es de no haber comido en cuatro días.

En ayunas vengo, y en ayunas desde anoche, tía Zarandaja, dijo el rapista, salvo dos onzas de queso y un panecillo que compré esta mañana en una tienda, cuando salía de allí, adonde picardías de un mal familiar, que ya está bien castigado, me llevaron; y venga, venga, tía Zarandaja, la uña de vaca con habas y morcilla, que voy a comerla con el mismo gusto que si no hubiera comido en mil años.

Ya nos prestarás un poco para hacer hervir el puchero. Hoy hemos comido bastante mediocremente. Si fuese rico, como lo seré dentro de un mes, os llevaría a cenar al restaurantLa enferma y la moribunda adivinaron los secretos deseos del viejo.

Vibra, ve, huele, anda, come, etc.; pero no sabemos quién come, quién ve, ni quién vibra, ni qué es lo vibrado, ni lo comido, ni lo visto. Todo es incognoscible, y hasta podemos recelar que no exista. No sólo el super-hombre, sino igualmente cuantos hombres existen o han existido y de quienes el Sr.

Me véis repleto y obeso al parecer y por ende me creéis bien comido, cuando lo que en realidad me hincha y me mata es una hidropesía incurable. ¡Pobre hombre! murmuró Roger. ¡Mala centella me parta si vuelvo á decir palabra! exclamó el arquero arrepentido. No juréis, dijo el peregrino, y por lo que á toca os perdono de corazón.

, Ricardo repuso Lorenzo sonriéndose. ¡Ahora hay que reírse! ¿Y Baldomero no viene a comer con nosotros? preguntó Ricardo al sentarse a la mesa. Come con su familia. ¿Por qué no lo invitas, Melchor? ¡Es tan entretenido! Son las nueve pasadas; ya ha comido, seguramente. ¿Vendrá a tomar el café con nosotros? Hágale decir, José, a Baldomero, que venga, a tomar el café.