United States or Slovenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuando aparece, ya la primavera y el verano son pasados. Entonces una dulce tristeza entra en el espíritu, porque un año de nuestra vida se ha disuelto... Los racimos han desaparecido de las vides; los pámpanos, secos, rojos, corren en remolinos por los bancales; el cielo está de color de plomo; llueve, llueve con un agua menudita durante días enteros.

Cosas son esas, señora, respondió Florela, que vuestro grande amor por ese caballero os pinta con el falaz color de los celos, que hace que parezcan ciertas cosas que ni aun en sueños verdad han sido, ni pudieran serlo; que mi alma tengo yo en mi almario, y aunque yo conozca bien cuánta es la primacía que sobre os han dado naturaleza y fortuna, aun todavía no he quedado yo para segundo servicio, o relieve de sobremesa, que en Dios y en mi ánima, que cada cual tiene en este mundo lo que le hace falta, a más de aquello, que nunca falta un roto para un descosido; y sosegaos, señora, y en la lealtad fiad de vuestra Florela, y vamos a lo que importa, y dejadme hacer, que Dios será servido que todo llegue a felice término.

Durante toda mi vida recordaré aquel largo corredor fresco y tranquilo, la pared pintada de color de rosa, el jardinillo que se entreveía en el fondo a través de una cortina de color, y en todos los tableros flores y violines descoloridos. Prodújome la misma impresión que hubiera experimentado al entrar en la casa de algún antiguo bailío de los tiempos de Maricastaña.

Tomólo tu madre de memoria, y yo lo fijé en la mía para si sucediese tiempo de poderlo decir a alguno de vosotros; y para poder conoceros, a todos los perros que veo de tu color los llamo con el nombre de tu madre, no por pensar que los perros han de saber el nombre, sino por ver si respondían a ser llamados tan diferentemente como se llaman los otros perros.

Cuando por fin apareció completamente vestida, con su traje de seda cruzada color plata, con su cuello de encajes, su collar y sus pendientes de coral, las señoritas Gunn no encontraron nada que criticarle, a no ser sus manos. Estas tenían las huellas dejadas por la fabricación de la manteca, del queso y aun de alguna otra tarea más grosera.

En lo físico la transformación había sido también maravillosa: había crecido: sus formas antes flacas se habían redondeado, modelado, armonizado, dulcificado hasta lo infinito: se desprendía de ella tal fuerza de vida, su piel era tan intensamente blanca, tan sedosa, tan bellamente pálida, con una palidez nacarada; sus cabellos eran tan negros, tan brillantes, tan ricos, que su peinado parecía estar hecho por un escultor griego sobre ébano; las cejas negras y las pestañas negras también, espesas, convexas, dando fuerza con su sombra a su mirada, velándola, amortiguando su brillo; su boca pequeña, de color vivo, fresco y puro; el corte general de la cabeza, lo esbelto del cuello, lo redondo de los hombros, la altura virginal del seno, y los brazos que se veían entre los encajes de una bata de seda a listas, la suelta plegadura de esta bata que revelaba la ausencia de esos ahuecadores con que las raquíticas mujeres de nuestros días encubren la flacura de sus formas, todo esto la daba una fuerza de voluptuosidad irresistible, y para aumentar esta voluptuosidad, se desprendía de ella, de su expresión, de sus miradas, de su actitud, tal perfume de castidad, que era necesario creer que su cuerpo como su alma estaba virgen.

Los dijes del primo, la camisa de color, la corbata, las sortijas ricas y vistosas, las manos que parecían de señorita, todo esto encantaba a Edelmira que era también muy amiga de la limpieza y de la salud.

El atavío de las dos damas era tan distinto, que parecían ama y criada. Jacinta se puso su abrigo, sayo o pardessus color de pasa, y Guillermina llevaba el traje modestísimo de costumbre. Iba Jacinta tan pensativa, que la bulla de la calle de Toledo no la distrajo de la atención que a su propio interior prestaba.

Son blancos en los álamos y en los sauces, rojos en los granados, rubios como mis cabellos en la copa de las verdes encinas, de color violeta en las ramas de los limoneros. ¿De qué color serán dentro de seis meses? No pensemos en eso.

Capitán Tomás Maniel de este Ejército, en comisión por orden de este Cuartel General á mis órdenes, 500 tiros de Mauser, un caballo dorado tomado en el potrero "La Filipina", y otro del mismo color en la Aguada de Juan B. Riveauz y dos armamentos Espinfes, viniendo con él doce ciudadanos, cuyas generales han sido tomadas.