United States or Christmas Island ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ni las ventanas cerradas con todo esmero, ni las sendas cortinas que sobre ellas se extendían, eran dique suficiente para la luz, que vergonzantemente se colaba por los intersticios de las unas y la urdimbre de las otras. Pero esta luz apenas tenía fuerza para mostrar tímidamente los contornos de los objetos más próximos á las cortinas.

Espléndido sol doraba los campos. Toda la luz del cielo parecía que se colaba dentro del corazón de los esposos. Jacinta se reía de la danza de los algarrobos, y de ver los pájaros posados en fila en los alambres telegráficos. «Míralos, míralos allí. ¡Valientes pícaros! Se burlan del tren y de nosotros». Fíjate ahora en los alambres. Son iguales al pentagrama de un papel de música.

Cuando yo tome la alternativa... decía a cada paso, haciendo depender de ella todos sus planes sobre el porvenir. Para entonces dejaba una serie de proyectos con que había de sorprender a su madre, pobre mujer asustada del bienestar que se colaba de rondón en su casa, y que ella creía de imposible aumento. Llegó el día de la alternativa: el reconocimiento de Gallardo como matador de toros.

Aquel buen tiempo de los poetas, porque se estimaba que cantar es la más bella expresión del alma humana. Las manos de Elena UN pintor bohemio rugía en una noche memorable, mientras el frío se colaba entre sus andrajos y el hambre bailaba en su cabeza descoyuntada danzas absurdas. Debiéramos desenterrar y quemar los restos de Murger. Era una noche sagrada y familiar.

Rafael, en cuatro cucharadas, se tragó su ración, poniéndose al nivel de los demás cuando salió el cocido, dos fuentes magníficas, que exhalaban un vaho consolador, un tufillo alimenticio que se colaba hasta el fondo del estómago.

Después, su mirada se fijaba en la parte de acá del río. Grandes tejados rotos, con anchas brechas por las que se colaba el aire y la lluvia. Eran caserones abandonados que servían de albergue a los miserables. Junto a ellos brillaban al sol las cubiertas de cinc herrumbroso y las latas viejas de las cabañas de los mendigos. El hormigueo de la miseria también estaba allí.

Era una barraca vieja, sin más luz que la de la puerta y la que se colaba por las grietas de la techumbre; las paredes de dudosa blancura, pues la señora maestra, mujer obesa que vivía pegada á su silleta de esparto, pasaba el día oyendo y admirando á su esposo; unos cuantos bancos, tres carteles de abecedario mugrientos, rotos por las puntas, pegados al muro con pan mascado, y en el cuarto inmediato á la escuela unos muebles, pocos y viejos, que parecían haber corrido media España.

Cada vez que le venía a las manos, Consejero se crispaba, juraba sordamente como un carretero. El tres de bastos, malintencionado y socarrón como ningún otro naipe, gozaba al parecer con verle irritado, y se colaba bonitamente siempre que podía en el montoncillo que le repartían. No sólo en la tertulia, sino en toda la villa era conocida esta antipatía.

Dos alguaciles, delante de él, impedían que fuese atropellado por los mendigos, y que entrase gente en la casa, á pesar de lo cual, más de uno se colaba. Colábase también Montiño. ¡Eh! ¿á dónde vais? le dijo uno de los alguaciles cogiéndole del brazo. ¿Que á dónde voy? dijo Montiño volviendo su mirada escandencida é insensata al alguacil . ¿A dónde he de ir sino á verla antes de que se la lleven?

Muy al fondo brillaban en llamaradas de un rojo sombrío los últimos resplandores del día moribundo que arrojaba sobre las pulidas baldosas un largo surco de luz. Sonidos vagos, que recordaban la voz de un niño, herían mi oído cuando el viento se colaba bajo la bóveda. Un leve grito de gozo llegó hasta , a través de la puerta, y me hizo estremecer.