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Y bien; cásate con Herminia, y si la señorita Guichard te atormenta, coges á tu mujer del brazo y te la llevas. serás siempre independiente. Así pues si Herminia te ama.... Me amará. ¡Debe amarte ya! Pero la señorita Guichard estará, de seguro, furiosa por no haberte visto desde hace dos semanas.

LINE. ¡Un instante...! Hasta que acabe mi pastel... ¡Qué impaciente eres....! ¡Por ti fuí yo allá...! LINE. No tienes idea de lo que se necesita para fabricar el pollo a la Trevoux... ¡Un montón de cosas...! Coges un pollo, le quitas los huesos... La coge en brazos y se la lleva a viva fuerza. ¡Sigamos! También Lionel sale de su embotamiento.

Y si puedes hacer que todo el caudal de ese viejo loco, un suponer, pase a ser de otra persona, ¿por qué te conformas con la miseria, por qué no lo coges para ti?». Replicó a esto Almudena que la persona que hiciera el milagro, cuyo secreto él poseía, había de tener vista.

Que suba. Ya es demasiado retozar. DON URBANO. Voy. Los mismos; ELECTRA, tras ella MÁXIMO. Que no me coges... Bruto, fastídiate. Estoy en salvo... tía; mándele usted que se vaya. MÁXIMO. ¿Dónde está esa loca? Ya sabe donde se pone. EVARISTA. ¿Pero, hija, cuándo tendrás formalidad? Máximo, eres tan chiquillo como ella.

Mi madre escribía cartas y más cartas para concertar mi boda, y cuando yo le preguntaba con la mayor curiosidad: «Señora madre, ¿cómo va eso?», me respondía: «Anda a estudiar, mocoso. Ahora, con la novelería del casamiento no coges un libro en la manoPor fin mi mamá, a fuerza de cartas, lo arregló todo.

Y llegando tambien el que avia recebido dos talentos dixo: Señor, dos talentos me entregašte, heaqui otros dos talentos ganado šobre ellos. Y llegando tambien el que avia recebido un talento, dixo, Señor, yo te conocia que eres hõbre duro, que šiegas donde no šembrašte, y coges donde no derramašte. Portãto uve miedo, y fue y ešcõdi tu talento en tierra; heaqui tienes loque es tuyo.

La noche se venía a más andar, un soplo helado movió el follaje; las dos damas se abrocharon, estremeciéndose, sus abriguillos de paño café con leche, a tiempo que dos bultos negros se destacaban al fin de la avenida. Eran Miranda y Perico, que se asombraron de hallarlas allí tan tarde. ¡Bonito modo, bonito modo de curarse! ¡Demonios! ¡Si no coges una pulmonía, una pulmonía como para ti sola!

Con manos de marfil, con señorío, Que no hay tan gran Señor que se le atreva, Pues donde lava, dice amor que nieva, Es alma ilustre al pensamiento mío. Por estrella, por fe, por accidente, 1115 Viéndola henchir el cántaro, en despojos Rendí la vida á el brazo trasparente; Y, envidiosos del agua mis enojos, Dije: «¿Por qué la coges de la fuente, Si la tienes, más cerca, de mis ojos1120 DO

No se ve sino un pedazo como el que coges dentro de la boca cuando le pegas una mordida a un pan. Ya, ya comprendo. Todos dicen que ninguna hermosura iguala a la del mar, por causa de la sencillez que hay en él.... Oye, Nela, lo que voy a decirte.... ¿Pero qué haces? La Nela, agarrando con ambas manos la rama del nogal, se suspendía y balanceaba graciosamente. Aquí estoy, señorito mío.

Ella me mordió un brazo, mira... todavía está aquí la señal; pero yo le dejé sellaíto un ojo... todavía no lo ha abierto, y le saqué una tira de pellejo ¡ras!, desde semejante parte, aquí por la sien... hasta la barba. Si no nos apartan, si no me coges a por la cintura, y Paca a ella, la reviento... creételo. Ya me acuerdo de aquella trifulca dijo Fortunata mirando a su compañera con miedo.