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Cuando terminasen los compromisos con el empresario, se establecerían en Buenos Aires o en otra ciudad. Ella y su marido darían lecciones de canto. Karl podía emprender una de las muchas carreras prácticas que enriquecen a los ciudadanos de los países jóvenes.

De la misma manera que la Confrèrie de la Passion fué auxiliada por el público á causa del numeroso personal, que exigía la representación de algunos dramas, así también en otras poblaciones se encargaron los ciudadanos de dirigir tales espectáculos.

Y el artista que grababa ó esculpía esos rasgos divinizados, comprendía tan perfectamente las virtudes íntimas de la fuente, que, al ver la imagen los ciudadanos que corrían á contemplarla, la reconocían inmediatamente.

Era reputado el mas venturoso de los hombres; lleno estaba todo el imperio de su nombre; guiñábanle á hurtadillas todas las mugeres; ensalzaban su justificacion los ciudadanos todos; los sabios le miraban como un oráculo, y hasta los mismos magos confesaban que sabia punto mas que el viejo archi-mago Siara, tan léjos entónces de formarle cansa acerca de los grifos, que solo se creía lo que á él le parecia creible.

¡Menistros! gritó el matutero enarbolando su vara. Ciudadanos, ¡viva el Rey absoluto, viva Coletilla! Vamos á jaserle comunero de la gran comuniá dijo el matutero. Primera prueba. ¡Que salte! ¡Que salte! ¡Que salte! Y uno de ellos tomó de la mano á Elías como para hacerle saltar, mientras otro, empujándole con violencia, le hizo caer al suelo.

La guerra de independencia empezó en el Ecuador el 10 de agosto de 1809, fecha en que los ciudadanos destituyeron al gobernador español y organizaron una junta revolucionaria, aunque no ganaron la independencia hasta 1822, año en que el general Sucre obtuvo una completa victoria sobre las tropas españolas en la batalla de Pichincha.

En esta coronacion advertimos ya, que doce ciudadanos llevaban un palio sobre el Rey, el cual llegó á las cuatro á la ALJAFERÍA. La comida fué suntuosa, y delante de cada servicio venia un juego ingenioso, refiriéndonos Alvar Garcia tan solo el 1.º que consistia en un grifo dorado tan grande, segun dice, como un rocin que traia una corona de oro al pescuezo, é iba todavia echando fuego y haciendo lugar entre las gentes.

Procuró antes que todo asegurar su paz interior, tranquilizarla. Llamó al divan á los principales ciudadanos, abjuró en favor de este senado el poder absoluto de que gozaba como gefe supremo del Imperio, redújose de califa que era á ser el presidente de una aristocracia. Proscribió de el lujo, disminuyó el ejército, rebajó cuanto pudo los enormes gastos del Tesoro.

Esa abundancia de establecimientos públicos excusa en cierto modo una extravagancia peculiar de los Berneses, que no carece de originalidad como símbolo del sentimiento nacional. Me refiero al Hoyo de los osos, encanto y orgullo de los ciudadanos de Berna.

Sin pérdida de tiempo logró entrar en el lavadero de Chy-Fook como asistente, y el viernes próximo fue enviado con un cesto de ropa limpia a los varios clientes de la empresa. Era una de esas tardes de nieblas, uno de estos días descoloridos, grises, que desmienten el nombre del verano para cualquiera, excepto para la exaltada imaginación de los ciudadanos de San Francisco.