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Llegaba él luego cerca de , se sentaba a mi lado, y aproximando su boca a mi oído, decía en voz bajita, dulce y suplicante: Che rací-hayhub-guasú, o sea estoy enfermo de amor grande. Al cabo, me faltaron las fuerzas para defenderme. Cité a D. Pepito, en el obscuro silencio de la noche, y él vino a y yo le di el remedio que apetecía.

Hablé de los cuadros de la galería, de las grandes emociones que debían recordar al capitán y del interés respetuoso que sentía al contemplar al héroe de aquellas gloriosas páginas. Entré también en detalles y cité, con cierto calor, dos ó tres combates en que el brik L'Aimable me había parecido realizar verdaderos prodigios.

Por allí tenía que pasar yo para llegar a donde mi destino me arrastraba; y pasar por allí, por aquel, hombre, aunque no fuera más que pasar de largo, era, para una mujer de mi estómago, ir al patio de una cárcel, a la picota, a los cubiles del circo..., a las fieras mismas. »Llamele aparte en la primera ocasión de ello que tuve, y le cité para el día siguiente, después del almuerzo.

Pues qué, ¿no hay distintos dialectos en Alemania, en Inglaterra y en Francia? A nadie se le antoja por eso convertir en lengua nacional ninguno de estos dialectos. Acaso se me cite el imperio austriaco; pero Austria no es nación sino conjunto de naciones.

El centro de la Cité necesita verse para llegar á comprender la posibilidad de un movimiento tan enorme: millares de carruajes cubren el suelo en todas direcciones, es imposible cruzar de un lado de la calle á otro; solo marchando con estraordinaria precaucion se libra uno de ser atropellado; no por la torpeza de los cocheros, que sea dicho con verdad tienen mas destreza que en parte alguna, sino por el increible número de coches que en círculo y en confuso torbellino se confunden y aprietan.

Á este San Estéban, á esta humilde y primitiva basílica del cristianismo, único monumento religioso de la Citè, unió otra iglesia el rey Childeberto, hijo de Clovis, á instancias del obispo San German, bajo la advocacion de Nuestra Señora, de donde trae su orígen el nombre actual de esta suntuosa metropolitana de Paris.

La Cité, que por sola es una verdadera ciudad, llama poderosamente la atencion del viajero: ella encierra en su seno la Bolsa, el Banco, el Correo, San Pablo y mil otros establecimientos de giro mercantil, que hacen de su recinto el punto mas animado del globo sin duda alguna.

Creyó en una traición. Alguien había avisado a su mujer. ¡Qué situación tan ridícula!... ¡Y la otra que iba a llegar! ¿A qué vienes?... ¿Qué buscas? Vengo a cumplir mi promesa. Te cité a las diez, y aquí estoy. Y Ernestina añadió con triste sonrisa: A ti, Luis, para verte hay que apelar a estratagemas que repugnan a una mujer honrada.

Casi o sin casi, me creí en la ineludible obligación de apaciguarla para descargo de mi conciencia. En fin, y sin más preámbulos, en una tarde de invierno, a las cinco, hora en que suele tomarse el , cité al Barón, como recientemente te tengo citado a ti, para que viniese a tomarle conmigo a solas. Mis jaquecas un tanto cuanto imaginarias han persistido siempre.

Losana se compone de tres partes muy distintas, que revelan su orígen ó la época de su fundacion: la una, la mas alta, es la Cité ó Ciudad propiamente dicha, donde se establecieron en la edad media el obispo y los canónigos. Allí se hallan la Catedral, el antiguo palacio episcopal y el castillo fuerte de los viejos tiempos, ya desmantelado y trasformado.