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D. Baltazar Hidalgo de Cisneros del cargo que se le confirió de Vocal Presidente de la Junta Provisoria gubernativa, solo puede contraerse por ahora, con respecto á las apuradas circunstancias y novedades ultimamente ocurridas, á suplicar á V. E. se digne mandar suspender la publicacion del bando, hasta que por este Cabildo se le informe de sus últimas determinaciones.

El 8 de octubre escribió a Gravina, diciéndole que deseaba celebrar a bordo del Bucentauro un consejo de guerra para acordar lo que fuera más conveniente. En efecto, Gravina acudió al consejo, llevando al teniente general Álava, a los jefes de escuadra Escaño y Cisneros, al brigadier Galiano y a .

10 El hechizo de Sevilla, de D. Ambrosio de Arce. 11 Enmendar yerros de amor, de D. Francisco Jiménez de Cisneros. 12 El cerco de Tagarete, burlesca, con su entremés, de Bernardo de Quirós. 1 El mejor par de los doce, de D. Juan de Matos Fragoso y D. Agustín Moreto. 2 La mesonera del cielo, del Dr. Mira de Mescua. 3 La milagrosa elección de Pío V, de D. Agustín Moreto.

Y a un soldado que yacía como muerto, por el dolor de sus heridas y la angustia del mareo, le dijo aplicándole el botafuego a la nariz: «Huele una hojita de azahar, camarada, para que se te pase el desmayo. ¿Quieres dar un paseo en bote? Anda: Nelson nos convida a echar unas cañas». Esto pasaba en el combés. Alcé la vista al alcázar de popa, y vi que el general Cisneros había caído.

En cuanto esto llegó á su noticia, mandó se lo trajesen en una caja bien dispuesta y embetunada, porque no queria vivir lejos de él. En vano eran las amonestaciones del cardenal Cisneros; inútiles tambien las de las damas y principales personajes, advirtiéndole la necesidad de ocuparse de los negocios del reino.

Comedias de Lope de Vega, tomo XIX, prólogo dialogístico: «Preguntó Cisneros, representando, á un alcalde, que por qué estaba preso un estudiante que, entre otros, salía á visita. Díjole el escribano que por una sátira. ¿Qué es sátira? replicó Cisneros. Sátira es, dijo el escribano, decir las faltas de los del lugar. Y respondió Cisneros: ¿Pues no sería mejor prender á los que tienen las faltas

Por el Sr. Dr. D. Francisco Planes, se dijo: Que es de parecer, que en atencion á los justos temores del pueblo, acerca de la total perdida de la península, D. Baltazar Hidalgo de Cisneros subrogue el mando político en el Exmo. Cabildo, y el militar en el Sr. D. Cornelio Saavedra, por convenir que la fuerza armada se halle solo bajo una cabeza; y que hecha la abdicacion por el Exmo. Sr.

Mas previsor el cardenal Cisneros que los grandes de que se habia compuesto el consejo, creyó oportuno jubilar á D. Luis Ferrer, porque opinaba que tal vez nombrando á otro lo pasaria mejor Doña Juana; asi lo hizo sustituyéndolo con Don Fernando Ducos de Estrada.

Sr. D. Baltazar Hidalgo de Cisneros, no obstante que con esa única investidura se le conserva en el mando por fines de conveniencia pública. Y con consideracion á todo, acordaron de unánime conformidad explorar la voluntad de los Sres.

Todos protestaron; el cardenal, que tenía malas pulgas, quiso meterlos en cintura, y uno de ellos fue con la queja a Roma, enviado por sus camaradas. Cisneros, como era gobernador del Reino, puso guardias en todos los puertos, y el canónigo emisario fue hecho prisionero al ir a embarcarse en Valencia.