United States or Saint Barthélemy ? Vote for the TOP Country of the Week !


24 Y será que en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y desgarrón en lugar de cinta; y calvicie en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de faja ceñimiento de cilicio; y quemadura en vez de hermosura. 25 Tus varones caerán a cuchillo, y tu fuerza en la guerra. 26 Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.

Y el rey y Amán estaban sentados a beber, y la ciudad de Susa estaba alborotada. 1 Cuando supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor. 2 Y vino hasta delante de la puerta del rey; porque no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio.

A la conclusión del drama se nos ofrece un contraste con la primera escena: así como Anastasio hace allí ver, en virtud de sus artes mágicas, el robo de la cruz á los príncipes de Persia, así aquí le muestran los ángeles á Heraclio con cilicio y corona de espinas en la cabeza, llevando en sus hombros el sagrado madero al templo de Jerusalén, y plantándolo en el altar. La devoción de la Cruz.

En realidad, un secreto es un pequeño martirio, un pequeño cilicio, un leve hormigueo de la memoria, una ligera y constante inquietud del espíritu. En medio de la multiplicación de nuestras ideas, de sus vuelos y revuelos, de nuestros anhelos diarios, de nuestros quehaceres, de nuestras tristezas y alegrías, el secreto está clavado en nuestro cerebro, ocupando una gran parte de su actividad.

¡Jesús, qué barbaridad!... ¡Esto debe de ser un cilicio! Puede ser..., pero déjalo, déjalo por Dios. El joven lo arrojó otra vez con violencia dentro del cajón, haciendo un gesto de desprecio y repugnancia. María se ha vuelto loca... ¡Esto es una atrocidad que a nada conduce! ¡No digas eso, que es pecado!... María es muy virtuosa...

Que la multiplicación de los templos y de los teólogos en una región no tiene influencia de ninguna clase sobre los caracteres del suelo y del clima, ni sobre la criminalidad, ni suprime los terremotos y los tiranos, ni detiene las epidemias ni las pestes, cualquier persona sensata podría observarlo; pero el que mostraba síntomas de sensatez era perseguido a muerte por los poderes públicos, y el mismo Blas Pascal, que se hacía torturar las carnes con un cilicio, para asegurarse la salud a la moda del tiempo, no se vio libre de persecuciones.

Pensó en el cilicio, lo deseó con fuego en la carne, que quería beber el dolor desconocido, pero el Magistral había prohibido tales tormentos sabrosos. El primer objeto a que Ana quiso aplicar su caridad ardiente, fue la conversión de su marido. Santa Teresa había trabajado por la piedad de su padre, que ya era cristiano de los buenos, pero habíale ella querido más piadoso todavía.

En Villalegre se gastaban corsés, y hasta era Juana la Larga quien mejor los hacía; pero la indómita Juanita nunca quiso meterse en semejante apretura ni llevar aquel cilicio que para nada necesitaba ella y que entendía que hubiera desfigurado su cuerpo.

Alentado por el ejemplo de la piadosa doncella, comenzó a maltratar su carne como ella: cada una de sus confidencias servíale de ejemplo. Quiso también ayunar rigurosamente, quiso también levantarse al primer sueño y pasar una hora en cruz de rodillas, quiso gastar cilicio, quiso disciplinarse.

No le han de valer rezos ni responsos vociferaba, ¡miren el muy hipócrita, que comía los santos y besaba la pezuña a los frailes, que se daba disciplinazos y se ponía cilicio, dejar en la calle a mi niño, a su hijo, tan hijo como ustedes y con tanto derecho a llevar su nombre! ¡Hipócrita santurrón!