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El viejo no pudo callar más tiempo. ¿Tampoco fumaba?... Ahora comprendía el asombro de ciertas gentes. Un hombre de tan pocas necesidades metía tanto miedo como un ánima del otro mundo. Y mientras Salvatierra aproximábase a la lumbre, que comenzaba a crepitar con alegre llama, el aperador salió de la cocina. Poco después volvió, llevando al brazo su capote de monte.

A él le daba el corazón que se salvaría; pero los santos escritores presentaban como tan difícil la cosa, que ya le inquietaban ciertas dudas.... ¿Si no habría sido él toda su vida bastante bueno? Había que pensar en esto; pero ¡Dios mío! ¡él no quería quebraderos de cabeza!

De esta manera se expresaban el respetable maese Clopineau, y el digno maese Labrique, y el untuoso maese Bontoux, y todos los nestores del notariado. Los jóvenes hablaban en parecidos términos, con ciertas variantes inspiradas por los celos.

¡Claro está! un padre por más que se esfuerce no puede conseguir inculcar a sus hijos ciertas reglas de urbanidad, so pena de no perderlos de vista un solo instante.

Recordaba curiosas similitudes de gusto, la paridad de ciertas entonaciones, de ciertos gestos; comentaba también la conducta extraña, el espanto y las angustias de la señora Miguelina, y se extrañaba ahora de no haber sentido antes más viva inquietud.

Tenía el corcovadito ciertas aptitudes para el dibujo, cierto espíritu observador, y en dos por tres, de un rasgo, con dos o tres líneas trazaba la silueta de un buey o de una vaca, sus animales predilectos, predilectos porque les tenía miedo.

Se observa que árnica es completamente eficaz en ciertas hemorragias que complican á una fiebre atáxico-adinámica, en cuyo caso, dado este medicamento á dósis comunes, nos ha parecido que obra como estimulante de la contractilidad de los vasos sanguíneos y que aumenta la tonicidad del sistema nervioso.

Una doncella había recogido olvidado sobre su cama, un horrible cinturón de esparto, un cilicio de los más sencillos que fabricaban ciertas monjitas de Begoña.

Los que fueron iniciados no acababan de salir de su asombro, sacaban caras largas, palidecían y poco faltó para que muchos perdieran la razon al descubrirse ciertas cosas que habían pasado desapercibidas. ¡De buena nos hemos librado! ¿Quién iba á decir...?

¿Has cumplido los siete años? manifestó su tío poniendo el concepto más al alcance del niño. Tengo ocho. Tanto mejor... En efecto, tu padre se casó diez años después que yo... hace nueve aproximadamente... Muy niño eres aún para entender ciertas cosas. ¡Muy niño! ¡Muy niño!