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Otro no pequeño motivo les retrae de ser cristianos, y es que esta nación es vagabunda, no estando jamás firme muchos días en un lugar, hoy están en tierra firme y mañana en alguna isla, ni pueden de otra suerte vivir, porque sustentándose con caza y pesca, no se puede hallar siempre ésta en un mismo lugar, y como los Guaycurús, Charruas, Jarós y Pampas no tienen firmeza en tierra, así los Payaguás en este río, y les sucedería á ellos lo que á los Jarós, que dos veces pidieron Misioneros y fundaron Reducción, y ambas á dos, enfadados de vivir debajo de un mismo cielo, volviéndose á su antigua costumbre de vagabundos se huyeron, por lo cual es necesario que estos Payaguás se junten con los Guatos y Guaciarapos, pueblos estables y permanentes: pero el hacer esta unión costaría más sangre y más sudores de lo que montase el buen éxito del negocio.

Juan Díaz de Solís, que descubrió el río de la Plata en el año de 1516, fué el primero que desembarcó en el suelo del Uruguay y habiendo tomado posesión del país en nombre del rey de España, este acto le costó la vida, porque los salvajes charrúas, que habitaban entonces allí, le atacaron, matándole lo mismo que a todos los que le acompañaban.

Juan Díaz de Solís había llegado hasta una inmensa bahía por donde desembocaba en el mar un río muy caudaloso. Luchando allí con ciertos belicosos y fieros salvajes, llamados charrúas, Solís había perdido la vida.

Ya en las cuevas de los trogloditas la mujer se pintaba, creyendo agregar con ello encantos a su figura. Las indias se pintaban también. Según Miranda, el historiador del Uruguay, las mujeres charrúas se hacían unas rayas azules perpendiculares, desde la frente a la mandíbula. No es, por lo tanto, el tocado pinturero fruto de nuestra civilización moderna y refinada. Tiene un origen salvaje.

Está de estos Charruas otra mita De indios de este nombre, mas cercanos; En Buenos Aires tratan y contratan, Y allá nos llevan cosas que rescatan. Aquestos nos digeron que tenian Los otros tres cristianos por cautivos, Y que ellos del rescate tratarian De aquellos que hallasen estar vivos, Y que luego á nosotros los traerian.

Pero la parte contraria confederaba en su ayuda á los bárbaros gentiles Charruas. Por horas pues se temia, que de esta pavesa reventase un incendio: mas llegó á tiempo una órden del Padre Provincial, que se mudasen los curas que servian de tropiezo á los ofendidos.

En lo cual se procedió sin motivo justo, porque Osorio era bueno, íntegro, fuerte soldado, oficioso, liberal y muy querido de sus compañeros. Del Rio de la Plata ó Paraná; el puerto de San Gabriel y los Charrúas. De aquí partimos á buscar el Rio de la Plata , y llegamos á otro rio dulce, que llaman Paraná-guazú: está lejos este de la boca en que cae al mar, y tiene 42 leguas de ancho.

Hallamos en esta tierra otro pueblo de casi 3,000 indios llamados Querandíes, con sus mugeres é hijos que andan como los Charrúas: nos trajeron carne y pescado. Estos Querandíes no tienen morada fija; vagan por la tierra como gitanos. Pero los indios los maltrataron y volvieron al real con tres heridos. Pero cuando llegamos ya tenian 4,000 indios de sus amigos y familiares, de socorro.

Estas dos naciones son semejantes en su genio, costumbres y modo de vivir, y así lo que dijere de los Minuanes, que son los más inmediatos a estos pueblos, conviene a los Charrúas.

Así llegamos felizmente al Rio de la Plata el año de 1535, y hallamos allí un pueblo de indios de los que habia 2,000, llamados Charrúas, que no tienen mas comida que pesca y caza, y andan todos desnudos. Las mugeres solo traen un paño delgado de algodon, desde la cintura á las rodillas.