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Las que yo esperaba, pedidas a un amigo, que después supe fue engañado por un chalán que le aseguró haberlas remitido, debían ser bestias escogidas, de buen paso, liberales y seguras, mientras que aquellas que podría conseguir en Honda, eran entidades desconocidas, y en estos casos la incógnita se resuelve generalmente de una manera deplorable.

Y el amigo de Vinuesa. Señores, éste no es más que Coletilla, el gran Coletilla afirmó Calleja con mucha gravedad." La ferocidad se pintaba en los ojos del matutero y del chalán. El de la cicatriz cogió por el cuello á Elías, y con su mano vigorosa le apretó contra el suelo. "Suéltalo, Chaleco; déjalo tendido."

Al trote de un rocín miserable, y con el mono sabio a la grupa, va el picador, cuyas formas atléticas contrastan con el tipo enclenque de algún señorito que sirve de cochero a su lacayo; y en potros inquietos que bracean con fuerza van el chalán que deja la bestia en un merendero durante la corrida, y el alguacilillo vestido como los que aborreció Quevedo.

Se acometen los dos: El chalán blande su pica, y el segundón, con arrogante brío, sigue clavándole los ojos, puestas en alto las manos ensangrentadas, para guarnecer su cabeza desnuda. Restalla el golpe. Entre las manos del segundón queda la pica, que vuela por los aires, luego, partida en dos. La lucha continúa brava, bella, rugiente.

Hasta le caían en gracia sus chistes insulsos y era la primera en celebrarlos. Disfrutaba el matrimonio de posición desahogada. Pepe era chalán, y vestía como tal la chaqueta corta, la faja y el sombrero de anchas alas que caracteriza á los hombres de su clase. Paca gastaba ricos mantones de Manila, pendientes de perlas y sortijas de diamantes.

El brutal chalán lanzó una exclamación grosera al pasar Roger, quien siguió su marcha sin darse por entendido; pero como á la mujer se le ocurriese llamar á gritos al apuesto joven invitándole á comer con ellos, su marido se enfureció de tal manera que empuñando la vara empezó á dar de palos á su caritativa compañera.

Ya, pues, repuso el otro, con una sonrisa maliciosa, mientras nosotros observábamos un caballito de garbosa apariencia, que relinchaba con mucho brío. Eh, señorito; añadió el chalan, con el acento mas meloso; píntele usté el ojo á esa jaca, y dígame si hay un primor mas cuco en toas leas Andalucías, Cierto que es muy bonita la jaca, Ah-¿Usté se despresa en español? No parecia....

Pues mira, en esa casa vive una muchacha, una niña que apenas tiene quince años, a quien su madre ha prostituido, entregándola a ese chalán que llaman Pepe el Manchego. ¿Y usted ha ido allí a ver si la sacaba de sus garras? La había visto ya otras dos veces, y no parecía mal dispuesta; pero no quién dio soplo a ese hombre, y hoy se presentó de repente y armó un alboroto.

Porque si usted es chalán también yo soy chalana. Jacinta discurría ya cómo se las compondría para juntar los mil duros, que al principio le parecieron suma muy grande, después pequeña, y así estuvo un rato apreciando con diversos criterios de cantidad la cifra. «Que no rebajo ni tanto así. Lo mismo me da monea metálica que pápiros del Banco. Pero ojo al guarismo, que no rebajo na».

Si es Coletilla exclamó él del chirlo reconociéndole. Coletilla, el amigo de Vinuesa, el que anda por los clubs para contarle al Rey lo que pasa. ¡Que cante el Trágula! dijo el chalán, que estaba envuelto desde el pescuezo á la rabadilla en un ceñidor encarnado, por entre cuyo pliegues asomaba el puño de uno de aquellos célebres alfileres de Albacete que tanto dan que hacer á la justicia.