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But in 1610 they moved to Madrid, where Lope bought the little house in what is now the Calle de Cervantes, and in this house the great poet passed the last quarter of a century of his long and eventful life.

No hallará usted en Cervantes usada la voz memoria en este sentido; el estilo es duro, y la frase es poco robusta... ¿Qué quiere decir presión y...? ; pero acerca del vapor... porque el asunto es saber si... Yo le diré a usted; en una oda que yo hice allá cuando muchacho, cuando uno andaba en esas cosas de literatura... dije... cosas buenas... Pero ¿qué tiene que ver? ¡Oh! ciertamente ¡oh!

Cortemos aquí el relato de la amorosa aventura de doña Guiomar y de nuestro Miguel de Cervantes, porque es conveniente, benigno lector, manifestarte varias cosas que son necesarias a la claridad del cuento.

En verdad, en verdad, señora mía, dijo Cervantes, que ni yo lo que me pasa, ni dónde estoy, ni a qué atiendo, ni qué deseo, ni de qué hilo he de valerme para salir del laberinto en que perdido me hallo.

Tomando veintitrés letras como base, el número de palabras sería: 25,852,016,738,884,976,640,000; y con veinticuatro como base: 620,448,401,733,239,439,360,000. Belarmino no llegó a usar de tanta riqueza léxica; ni siquiera se aproxima a Dante, Shakespeare y Cervantes, que utilizaron miles de palabras. Belarmino se quedó alrededor del medio millar.

Y así era en verdad, que loco estaba en aquellos momentos Cervantes, y apenas si había podido ordenar su relato para Diego de Urbina; y con calentura habíanle bajado al entrepuente, y tan en peligro, que los médicos de la galera habían tenido que acudir a él harto de priesa. En que se habla algo de la jornada de Lepanto y de cómo fue la manquedad de Cervantes.

Sevilla, población importantísima, el siglo XVI, era centro en el que se acogía un mundo de pícaros, como los que tan admirablemente retrató Cervantes en Rinconete y Cortadillo, y alrededor de toda aquella hampa, pululaban niños y mozalbetes, de quienes nadie cuidaba y á quienes nadie procuraba apartar de tan extraviados caminos.

Egloga interlocutoria, graciosa y por gentil estilo nuevamente trovada por Diego de Avila, dirigida al mui ilustrísimo gran capitan, sin fecha ni lugar de impresionEl canto de Caliope prueba que Cervantes conocía y apreciaba el mérito de Torres Naharro.

Sea lo que Dios quisiere, dijo Cervantes, y si con mi vida rescatar yo pudiera el corazón de vuestra señora, que sin tan yo merecerlo ni esperarlo, por mis amores está cautivo, con gusto la daría y mil que tuviera.

La noble moderación, con que Cervantes se expresó al censurar en Lope lo que á su juicio era censurable, y que testifica elocuentemente en pro de sus hidalgos sentimientos, descuella tanto más cuando se compara con las acerbas críticas, hechas por otros escritores, del poeta de moda.