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Después de un día de penas, apuros, celos y disputas, llega la noche, y para consolarte... das un baile. ¡Qué gracioso! Satisfaces tu orgullo y tus apetitos determinando en ti una gran excitación cerebral, de la cual irradian sensaciones y goces. Sabes vestir con tal arte la mentira, que misma llegas a tenerla por verdad. Te engañas con tus propias farsas, desgraciada.

Pero, en fin objeté, siempre una enfermedad cerebral... Y medular, claro está... Con unas lesioncillas quién sabe dónde... ¿Vd. entiende algo de medicina? Muy vagamente... Bueno; hay una fiebre remitente, que no sabemos de dónde sale... Era un caso para marchar a todo escape a la muerte... Ahora hay remisiones tac tac tac, justas como un reloj... Pero el delirio insistí ¿existe siempre?

La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo. No paraban aquí las filosofías de Juanito, y hacía una comparación que no carece de exactitud.

Esto se verifica en el sueño, y aun durante la vigilia, cuando por algun trastorno cerebral, la sensibilidad obra enteramente sola, independientemente de la reflexion.

En las enfermedades no febriles, el insomnio, que es análogo al que produce la belladona, depende del orgasmo cerebral con calor en la cara y en la frente. El delirio, que está igualmente en relacion con los efectos de este medicamento, es alegre cuando es infebril, consistiendo mas bien en alucinaciones é ilusiones de los sentidos.

Mas, ¿á qué precio hacemos esto? Al precio de una efusión espantosa de fuerza, de un despilfarro cerebral que enerva más y más la actual generación. Son prodigiosas nuestras obras y nuestros hijos enclenques. Notad que ese gran esfuerzo, esa excesiva producción, es obra de un corto número. La América da poco, el Asia nada.

La herida de la cabeza resultó insignificante, y lo del brazo ni siquiera llegaba a dislocación del hombro. Lo peor era la sangre perdida que le debilitaba mucho, y lo que pudiera haber de conmoción cerebral, aunque era buen síntoma lo dócil que iba mostrándose todo el organismo a los remedios que Neluco le aplicaba.