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Como siempre pasa, había bulas para difuntos. En sitio privilegiado, entre la verja de madera y el altar, no sólo estaban la madrina y las señoras que habían pagado la carrera al preste, sino otras a quienes no asistía derecho alguno; y lo que es aún más digno de censura, unos cuantos hombres.

"La critica de una obra semejante debe ser un objeto muy facil de prever de antemano, o mas bien el genero mismo de la obra puede merecer la censura, todavia con mas razon que el modo como esta tratada; porque una buena composicion, debe ser juzgada como un sueno; y si el buen gusto se halla siempre vigilante en la puerta de marfil de los suenos para obligarles a tomar la forma convenida, muy rara vez chocaran a la imaginacion.

Marenval miró á la señora de Freneuse y dijo: Ese juicio no se puede considerar como desfavorable en los tiempos que corren. Un individuo demasiado hábil tiene condiciones excepcionales, hoy en día, para lograrlo todo. Pero María juzga al señor de Sorege desde un punto de vista especial, como hombre de mundo y no como hombre de negocios. Eso es lo que hace su censura perfectamente comprensible.

Si os queda alguna duda sometedla á la censura prudente de vuestros confesores, y si éstos se oponen, resignaos; pues si las cosas no salen á medida de vuestros deseos es porque saldrán conforme á la voluntad de Dios que es lo que más os interesa.

... en efecto, no me ha gustado la actitud rebelde en que usted se ha colocado frente a él. Es indigno de una joven humilde y virtuosa como usted... Obdulia guardó silencio, sintiendo en el corazón la censura de su director. Al cabo dijo, poniéndose colorada, lo cual nadie pudo advertir: Tiene usted razón; he cometido un pecado y me arrepiento...

El crítico más hábil y atinado, quizá, entre cuantos hay en España me ha hecho ya dos o tres veces, al juzgar otras novelas mías, un favor y un disfavor que no creo merecer; pero si los merezco, esta vez, lejos de enmendarme, incurro más de lleno que nunca en su censura, que por otra parte me lisonjea.

El principal motivo de la censura contra los bufos procede de una curiosa manía que, desde hace pocos años, se ha apoderado de las inteligencias más sentenciosas.

Para que a la descripción de este triunfo no faltara la gloria de sufrir censura, y fuera parecido aun en esto a los más celebrados triunfos que aplaudió el orbe, tuve yo la dicha de haber de pronunciar sobre ella mi censura, por comisión del Muy Ilustre Señor Dr.

La censura, que hasta los mismos poetas dramáticos han hecho de los servidores impertinentes , que, contra toda verosimilitud y contra las conveniencias del mundo, molestan con su charlatanería en las ocasiones más inoportunas, no alcanza á los graciosos de nuestro autor. Con frecuencia sucede que concentra lo cómico en varios pasajes, no en uno solo, como se hizo luego exclusivamente.

No dejemos escapar la ocasión de decir que esta constante censura, este eterno descontento de los hombres respecto de las acciones de sus semejantes, que tanto nos desespera, no supone tanta ruindad de intención, maldad o envidia en ellos como nos complacemos en creer siempre que somos objeto de crítica.