United States or Saint Martin ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los celos son su pasión dominante, menos según se juzga, por la parte que tenga en ellos el amor, que por espíritu de venganza y por el afán de mantener inmaculado el lustre de su nombre, ó porque no pueden sufrir que ningún otro les sea preferido, ó porque los desespera cuanto se asemeja á insulto ó degradación; pero, en fin, sea de esto lo que quiera, es lo más cierto que la nación española es en este punto bárbara y salvaje.

En una fantasmagoría semi-real, en un teatro, delante del Emperador y de toda su corte, Fausto hace que Elena y Paris aparezcan. Cuando Paris roba a Elena, Fausto tiene celos, no puede contenerse, quiere quitar a Paris la beldad que lleva en los brazos, y deshace el encanto con una explosión, cayendo él como muerto.

Admitamos que esa mujer amara al Príncipe. ¿No es verdad que entonces habría tenido celos de la Condesa? La criada contestó con una ambigua expresión del rostro, que tanto podía significar ignorancia como asentimiento.

No hay por qué negarlo, hija mía agregó, al ver que Antonia se estremecía e inclinaba la frente como tratando de ocultar su rubor. Ese amor oculto ha sido siempre demasiado sublime y generoso para que te avergüences de él. has sufrido mucho. Celosa e indignada contra ti misma por tus celos, hallaste una tortura y un remordimiento en lo que hay de más santo en el mundo, en un amor virginal.

21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. 22 ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? 23 Todo me es lícito, mas no todo conviene; todo me es lícito, mas no todo edifica. 24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.

Aman al escondite. ¡Y verlos hablar quedito y de rezado! ¡Pues sufrir una vieja que riñe, una portera que manda y una tornera que miente! Y lo mejor es ver cómo nos piden celos de las de acá fuera, diciendo que el verdadero amor es el suyo, y las causas tan endemoniadas que hallan para probarlo.

Pues bien, Quevedo ha tenido suerte: Dorotea ama como una loca á don Juan, le ama más que á misma, y es capaz de cometer cualquier terrible desacierto, porque tiene celos. ¡Celos! ¡Oh! ¡si Dorotea no tuviese celos! ¡si la amase don Juan, el primer hombre á quien ha amado, como ella le ama!

No quiero sentirlos, y me hacen su presa; me dominan, se enroscan en mi alma... ¡Soy su prisionera! Los celos son malos. ¡Ay del que los sienta...! Yo tengo la senda erizada de celos ¡La muerte me acecha! Tras los cristales del jardin sombrío pasar he visto tu perfil romano, hundida en el landó, con tu mundano gesto de burla, de desdén y hastío.

En la compañía de éste, nuestro Pinedo adquirió gran número de relaciones útiles, llegó a conocer y tratar a toda la gente que hacía viso, entre la cual era popular. Tenía el buen tacto de echarse a un lado cuando tropezaba con un hombre inflado y soberbio, dejándole paso. No excitaba los celos de nadie y esto es medio seguro de no ser aborrecido.

Poco después sabe el desterrado, por uno de sus servidores, que se ha visto bajar de noche á un hombre disfrazado del balcón de Doña Flor, por lo cual, lleno de celos, toma la resolución de penetrar en la ciudad.