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Presupuestos estos antecedentes, que son la historia fiel del principio y progreso de la renta de correos en Manila, se ve por ellos que por atencion al nuevo correo del interior, no es de necesidad, segun se ha dicho, la nueva oficina, y que respecto al correo marítimo, tampoco era de absoluta necesidad la reforma que se decretó, porque solo aprovecha para gravar al tesoro, y privarle de los ingresos que sin los nuevos gastos tendria; porque si se creó un administrador con 35,000 rs., un interventor con 20,000, y qué yo que otras asignaciones por razon de casa y gastos de oficinas, es justo que esa administracion jeneral no esté sin el competente número de subalternos y cajas de provincia, con administradores, interventores, mozos celadores, conductores de balijas, &c.; pero ¿adonde vamos con tal modo de crear gastos y nada mas? ¿es posible que sobre una renta que no puede producir para mantener la oficina principal, se haya querido crear tanta asignacion y sueldos fijos, cuando sus productos son escasos y eventuales? y no habiendo, no se dice certeza, pero ni aun probabilidad de que sus ingresos suban, porque no hay elementos para ello: ¿no será real y efectivo el perjuicio del erario público? y ¿no será prudente, necesario y justo el evitarlo? asi parecia regular; pero es lo cierto, que aunque sobre escasos y eventuales rendimientos se mandó establecer la nueva oficina, con asignaciones fijas y poco económicas, cosa que no dice mucha armonía con la buena y económica administracion de los caudales públicos, porque si se ha querido reformar la oficina de correos de Filipinas, los medios para ello empleados no han sido los mejores; pues por tales solo deben reconocerse aquellos que fijen su administracion y gastos con arreglo á los rendimientos, y precaver con oportunidad cualquier perjuicio que por obrar de otra suerte pudiera seguirse y menoscabar los intereses nacionales.

El director, un ayudante ó secretario y esos celadores son los únicos empleados activos del establecimiento, y lo sirven muy bien. Los capellanes concurren los domingos á hacer los oficios religiosos y morales, sin perjuicio de su concurso accidental. Cuando un recluso se hace merecedor de consideraciones, se le permite recibir de tiempo en tiempo la corta visita de algun deudo.

¡Cómo le flotaban sobre las espaldas sus largas trenzas rubias! ¡Con qué expresión atenta de precoz ama de casa, recorrían sus ojos la extensión de la gran mesa, en torno de la cual todos juntos, condiscípulos y celadores una galería de mandíbulas hambrientas esperábamos impacientes la comida! ¡Y, con qué alegría extendía la mano cada uno, cuando, con una sonrisa maliciosa, ella alcanzaba los platos!

Y esto sólo en esta nueva planta de gobierno, porque después no convendría el permitirlo, y se tendrían celadores en todos los pueblos para que no permitieran extraños, dando algún premio por cada uno que denunciasen, que satisfaría el pueblo a que correspondiese el fugitivo, haciendo que con su trabajo lo devengase, y dando el castigo merecido así al fugitivo como al encubridor, con lo que me parece cesarían las deserciones, y no se seguirían los daños y perjuicios que por esta causa suceden, como dejo manifestado en su lugar.

D. José Ábalos nada olvidó para el mejor resultado de la reforma, y á este fin montó un cuerpo de celadores ó faroleros á los cuales ordenaba que «los mozos del alumbrado deben aderezar sus faroles diariamente, de forma que se hallen corrientes para encenderlos á las horas señaladas; cada uno recorrerá su partido de continuo para avivar el que se amortigüe ó encender el que se apague con atraso.

De estos principios nace el que los religiosos compañeros no reconocen superioridad en los curas, ni éstos se atreven a obligarlos y tratarlos como súbditos; de modo que ni unos ni otros conocen superior alguno dentro de esta provincia, porque por parte del real patronato el gobernador y teniente somos solamente unos celadores que debemos avisar al vicepatrono lo que consideremos digno de su noticia, y nada más.

El director y uno de los celadores me manifestaron la conviccion profunda de la eficacia del sistema en todos sentidos; aunque reconocían, como otras personas, la necesidad de que el régimen celular tenga su complemento en una institucion social que permita ofrecerle instruccion y trabajo por algun tiempo al recluso libertado, á fin de que, siéndole suave la transicion del encierro y el trabajo forzado á la libertad con el trabajo libre pero inseguro, se conjuren los peligros de la reincidencia.