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Pronto, sin embargo, tomó su partido: acurrucóse de nuevo en la cama y juzgó lo más prudente darse allí mismo por muerto. ¿No era Currita quien le había metido en aquellos berenjenales?... ¡Pues allá se las compusiera ella como buenamente pudiese!... En vano le instaba la condesa, temblando de ira, para que se levantase y saliera a recibir la caterva de polizontes: Villamelón contestaba que estaba constipado, que estaba sudoroso y cogería de seguro un pasmo a poco que le diese el aire.

Necesitas a tu lado un hombre, un marido. Tienes alma, temple, instintos y virtudes matrimoniales. Pues bien: en la caterva de tus pretendientes, forzoso será que elija yo uno, el mejor, el que por sus cualidades sea digno de ti.

Mirad, caterva enamorada, que para sola Dulcinea soy de masa y de alfenique, y para todas las demás soy de pedernal; para ella soy miel, y para vosotras acíbar; para sola Dulcinea es la hermosa, la discreta, la honesta, la gallarda y la bien nacida, y las demás, las feas, las necias, las livianas y las de peor linaje; para ser yo suyo, y no de otra alguna, me arrojó la naturaleza al mundo.

-Pues con ese beneplácito -respondió el cura-, digo que mi escrúpulo es que no me puedo persuadir en ninguna manera a que toda la caterva de caballeros andantes que vuestra merced, señor don Quijote, ha referido, hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo; antes, imagino que todo es ficción, fábula y mentira, y sueños contados por hombres despiertos, o, por mejor decir, medio dormidos.

Pensaba en la caterva de pequeños encerrada en el establo, que iba á quedar privada, por su culpa, de tan generoso reparto. Al fin murmuró, aproximándose á Adán: Voy á enseñar los otros al Señor. Ya es tarde objetó el marido . Sería pedirle demasiadas cosas, y el Señor puede enfadarse.

No obstante, cierta noche, hallándose acostados, habló D.ª Carolina con admiración del talento y la bondad de una amiga suya que, dando lecciones por las casas, mantenía a sus padres ancianos y a una caterva de hermanos. La pobre, no teniendo tiempo a almorzar, llevaba algún fiambre en un papel y se lo comía en el portal de cualquier casa. ¡Y a pesar de eso siempre contenta y siempre ingeniosa!

Alumbraban aquel árbol de la vida candilejas en tal abundancia, que, según la relación de un convidado de cuatro años, hay allí más lucecitas que estrellas en el cielo. El gozo de la caterva infantil no puede compararse á ningún sentimiento humano; es el gozo inefable de los coros celestiales en presencia del Sumo Bien y de la Belleza Suma.

No era como Pez, como toda la caterva moderada, que hace de la religión una escalera para subir a los altos puestos; no era como esos hombres que se enriquecen con los bienes del Clero y luego predican el Catolicismo en el Congreso para engañar a los bobos; como esos hombres que llevan a Cristo en los labios y a Luzbel en el corazón, y que creen que dando algunos cuartitos para el Papa ya han cumplido. ¡Farsa, comedia, abominación!

Gener, son una caterva de majaderos, criminales y bellacos los que triunfan, se encaraman y lo gobiernan todo, mientras que los superhombres andan por ahí desperdigados, con poquísimo dinero, sin poder y sin influjo, y tal vez haciendo observaciones y experiencias, y escribiendo librotes que casi nadie lee. ¿Y cómo ha de leerlos nadie cuando la sociedad gime hoy, según el Sr.

Alumbraban aquel árbol de la vida candilejas en tal abundancia, que, según la relación de un convidado de cuatro años, hay allí más lucecitas que estrellas en el cielo. El gozo de la caterva infantil no puede compararse á ningún sentimiento humano: es el gozo inefable de los coros celestiales en presencia del Sumo Bien y de la Belleza Suma.