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El duque de Viseo. El castigo sin venganza. 65 CAPÍTULO XV. Comedias caballerescas. Castelvines y Monteses. El nuevo Pitágoras. La octava maravilla, é indicación de los argumentos de otras. 93 CAPÍTULO XVI. La fuerza lastimosa. Don Lope de Cardona. La hermosa Alfreda. Laura perseguida. Otras comedias. El caballero de Olmedo. Lo cómico de Lope de Vega. Amar sin saber á quien. 123

Tales son La fábula de Perseo, Las mujeres sin hombres, El laberinto de Creta, Adonis y Venus y El vellocino de oro. Por lo demás, en todas ellas el asunto mitológico se transforma en romántico, de la misma suerte que sucedió más tarde en las conocidas de Calderón de igual índole. Comedias caballerescas. Castelvines y Monteses. El nuevo Pitágoras.

Aparece entonces Julia, y cuenta que Roselo la ha librado de las garras de la muerte, por cuya razón es aprobado por todos el enlace de los dos amantes, que sella la reconciliación de los Monteses y Castelvines.

Parécenos interesante exponer la serie de sus escenas, para compararlo con la célebre tragedia inglesa. Jornada primera. Se oye á lo lejos la música de esta fiesta; Roselo desea vivamente asistir á ella; su amigo intenta disuadirlo de esta locura, porque los Castelvines son implacables enemigos de los Monteses; pero al fin acuerdan enmascararse y entrar así con los invitados.

Múdase entonces el lugar de la escena, que nos representa el panteón de la familia de los Castelvines. Julia ha despertado; su sorpresa, su horror y su amor le inspiran en esta mansión sombría un monólogo de admirable verdad y sentimiento.

Este encuentra al Conde en compañía de Roselo, que, atacado por los Castelvines delante de la ciudad, debe su salvación al conde París, que lo acompaña hacia Ferrara.

Esta, Roselo, Anselmo y el criado se disfrazan de labradores, para aprovechar la primera ocasión de alejarse que se les presente. Antonio llega al castillo en compañía de otros Castelvines, para solemnizar sus bodas con Dorotea. Su venida obliga á los disfrazados á ocultarse.

La escena segunda representa el alegre bullicio de la fiesta. Antonio, caudillo de los Castelvines, conversa con otros de su partido, y manifiesta su ardiente deseo de casar á su hija Julia con el joven Octavio, aunque sienta que el corazón de ella no parezca muy inclinado en su favor. Mientras tanto aparecen enmascarados Roselo y Anselmo.

Al comenzar el acto vemos una plaza, que hay delante de una iglesia, en la cual se celebra una misa mayor; durante los Oficios se suscita una ardiente contienda entre los Castelvines y los Monteses: los caballeros de ambos partidos salen en tropel de la iglesia para atacarse; Roselo se presenta en medio de todos, é intenta aplacarlos, manifestándoles que, para extinguir el odio que se profesan las dos familias enemigas, conviene que Octavio se case con una dama de los Monteses y él con Julia.

Los demás Castelvines descubren mientras tanto á Roselo, y lo traen prisionero para saciar en él su sed de venganza. Antonio, sin embargo, pensando todavía en la voz que ha resonado en sus oídos, abraza á Roselo, y le cuenta su visión. Aplácanse todos al escucharlo.