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Debajo de un tendejón yacían algunos carros. En una caseta de madera, toscamente labrada, estaba amarrado un enorme mastín que quiso romper la cadena dando furiosos saltos por venir a acariciarle. Allá en el otro extremo, cerca de la puerta enrejada que comunicaba con el jardín, la vio, en efecto, con la frente pegada a las rejas, contemplando las flores. Estaba de espalda.

Al día siguiente del baile, ya muy entrada la mañana, se notaba en el palacio de los duques la falta de movimiento propia de toda casa donde el mucho trasnochar de los amos autoriza que madruguen poco los criados. Algunos de ellos, reunidos en la caseta del portero, formaban corro restregándose todavía los ojos, haciendo comentarios de la fiesta, charlando y maldiciendo.

Junto a la caseta de un guardabarrera, al socaire de las paredes, cuatro o seis gallinas negras picotean y escarban nerviosamente. Y el tren silba y corre, con formidable estrépito de trastos viejos, por la campiña solitaria. Las dos viejas permanecen silenciosas e inmóviles.

Con los procedimientos más elementales le hicieron la cura al pobre ciego, restañándole la sangre, y poniéndole vendas que le tapaban uno de los ojos; después le acostaron en el suelo, porque se le iba la cabeza y no podía tenerse en pie. Volvió la mendiga a sacar de su cesta el pan y la carne a medio comer, ofreciendo partir con sus generosos protectores; pero estos, en vez de aceptar, les brindaron con sardinas y unos churros que les habían sobrado de su almuerzo. Hubo por una y otra parte ofrecimientos, finuras y delicadezas, y cada cual, al fin, se quedó con lo suyo. Pero Benina aprovechó las buenas disposiciones de aquella honrada gente para proponerles que albergasen al ciego en la caseta hasta que ella pudiese prepararle alojamiento en Madrid. No había que pensar en que volviese a las Cambroneras, donde sin duda le tenían mala voluntad. A Madrid y a su casa de ella no podía conducirlo, porque ella servía en una casa, y él... En fin, que no era fácil explicarlo... y si los señores guarda-agujas pensaban mal de las relaciones entre Benina y el moro, que pensaran. «Miren ustedes dijo la anciana viéndoles perplejos y desconfiados , no poseo más dinero que esta peseta y estas perras. Tómenlas, y tengan aquí al pobre ciego hasta mañana.

Así llegó lentamente a la tienda de campaña objeto de admiración de los bañistas modestos reducidos a una simple caseta decorada con oropeles chillones o con adornos japoneses baratos.

La suerte les deparó un guarda-agujas, que vivía en una caseta próxima al lugar del siniestro, hombre reposado y pío que, demostrando tener en poco a las víctimas del atentado, las acogió como buen cristiano en su vivienda humilde, compadecido de su desgracia.

El prisionero entró en la caseta, custodiado por cuatro números, y tras él entraron los tres hombres que iban mandando a los insurrectos. Algunos campesinos y labriegos del lugar, viejos en su mayor parte, que habían acudido por curiosidad, fueron alejados con modales bruscos por la gente armada; y como volviesen en mayor número, se dio orden de despejar la plazoleta.

A la vida libre de un lobo prefieren la de un perro encadenado a su caseta, porque le tienen miedo al hambre. Son traidores a nuestra libertad. Ellos han arruinado mi castillo, en los agujeros de cuyos muros, en otro tiempo terribles para nuestros enemigos, hacen ahora sus nidos los cuervos.

Al llegar á Bayate nos enteramos de que los alzados habían quemado la estación y el caserío de Carreta Larga. El pequeño poblado de Bayate se encontraba custodiado por unos cincuenta hombres pertenecientes al ejército americano los cuales estaban acampados en la caseta de una báscula de caña en donde tenían extendidos sus catres de campaña con sus mosquiteros correspondientes.

Se había equivocado, no estaba hacia aquel lado la cabaña. Siguió hacia la derecha, separando con dificultad las espinas de cien plantas ariscas, que le cerraban el paso. Al fin vio entre las ramas la caseta rústica.... Alguien se movía dentro.... Corrió como un loco, sin saber lo que iba a hacer si encontraba allí lo que esperaba..., dispuesto a matar si era preciso... ciego....