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Guardará en su alma un tesoro de virtudes, pero desde luego se ve que carece de las dos virtudes cardinales que más nos importan: de la prudencia y de la fortaleza. Ramona se casa con un joven marqués sin que se vea en la novela que se casa por amor. Se casa por casarse y por ser marquesa. El marqués quiere dorar sus blasones por medio del casamiento, así como ella quiere blasonar su oro.

Su casamiento no tardó en celebrarse más que el tiempo puramente indispensable para los preparativos de él, hechos por la posta a fuerza de oro. ¡Y qué preparativos, Santo Dios!

No dudo que este casamiento nos hará dichosos a todos, tanto por las bellas cualidades del marido como por ser vecino nuestro y ser probable que siempre estemos juntos; sus propiedades están repartidas entre la Borgoña y el Lyonesado; es muy posible que esto salga bien.

Y la Teodora relataba a Feli los incidentes de un casamiento, el acto más importante de la vida gitanesca. Los jóvenes de veinte años ponían sus ojos en alguna mocita que sólo contaba doce o trece. Las mujeres, después de esta edad, no tenían valor alguno. El enamorado buscaba el apoyo de alguna hembra de respeto por sus años.

Y el confesor recalcaba lo del director espiritual, como si éste fuese el personaje más importante entre todos los citados. ¿Qué es el director espiritual? continuó. El librito lo dice claramente: «Es un segundo padre que la Iglesia os da para que dirija vuestras almas. Dejaos guiar en todo por ese fiel amigo. Si los padres se oponen á vuestro casamiento, creed que será por vuestro bien.

También esta pieza cae entre 1651 y 1659, porque se habla en ella de las mismas personas que en la anterior. La púrpura de la rosa, destinada á solemnizar la paz de los Pirineos y casamiento de la infanta María Teresa con Luis XIV, por cuya razón hubo de representarse á fines del año 1659.

Si su cerebro trabajara menos, estaría ya restablecido; tenga, pues, calma, se lo ruego. En cuanto al casamiento de María Teresa, no debe usted retardarlo por miserables cuestiones de dinero. Es imposible que persista en negarse a asegurar la felicidad de su hija por tan fáciles medios.

¿Pues qué sucede, señora? dijo Anselmo cuidadoso, porque era un antiguo criado de la casa. Sucede que doy á mi padre la noticia de mi casamiento. ¡Cómo! ¿La señora se casa? Me he casado ya. ¿De secreto? No, por cierto; me casé anoche delante de testigos en la capilla real. El escudero se puso pálido y no se atrevió á preguntar más.

Acostáronme, y quedé aquella noche confuso, viendo mi cara de dos pedazos y tan lisiadas las piernas de los palos, que no me podía tener en ellas ni las sentía, robado, y de manera que ni podía seguir a los amigos, ni tratar del casamiento, ni estar en la Corte, ni estar fuera. Libro Tercero: Capítulo VIII: De su cura y otros sucesos peregrinos.

El duque, que esto oyó, estuvo por romper en risa toda su cólera, y dijo: -Son tan extraordinarias las cosas que suceden al señor don Quijote que estoy por creer que este mi lacayo no lo es; pero usemos deste ardid y maña: dilatemos el casamiento quince días, si quieren, y tengamos encerrado a este personaje que nos tiene dudosos, en los cuales podría ser que volviese a su prístina figura; que no ha de durar tanto el rancor que los encantadores tienen al señor don Quijote, y más, yéndoles tan poco en usar estos embelecos y transformaciones.