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Parece ocioso añadir que nadie creyó esto, ni aun el que lo afirmaba; pero, como a todos les tenía sin cuidado la baronesa, no se insistió sobre ese punto, y así, el marqués, después de prodigar sus alabanzas al esbozado retrato, que en efecto prometía ser una obra maestra, se despidió de los recién casados.

En el casamiento de la princesa con Meñique no hubo mucho de particular, porque de los casamientos no se puede decir al principio, sino luego, cuando empiezan las penas de la vida, y se ve si los casados se ayudan y quieren bien, o si son egoístas y cobardes.

Creíanse, como tengo dicho, hijos del lago, del bosque ó de la orilla del rio en que vivian, por cuya razon nunca se alejaban de su recinto. Por lo demas, cada pueblo tenia una creencia diferente; confiaban los unos en la merced de ciertos dioses solteros ó casados que presidian á las siegas, á la pesca y á la caza; otros profesaban un respeto temeroso á los dioses del trueno.

Esto, con tal añadió el maestro que no estén ya casados con otras; sospecho que el marido de la bella Condesita recibe los billetes a la entrada, alza el telón, o despavila las luces, o hace alguna otra cosa de igual refinamiento y distinción.

Doce veces al año amanece, sin embargo, día 24; soy supersticioso, porque el corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer; sin duda, por esa razón, creen los amantes, los casados y los pueblos a sus ídolos, a sus consortes y a sus gobiernos; y una de mis supersticiones consiste en creer que no puede haber para un día 24 bueno.

La bondad de ella favorecía este movimiento centrípeto, que se había determinado por quinta o sexta vez desde que estaban casados.

¡Dios mío! prosiguió el señor Macey, haciendo una pausa y sonriendo al ver la pobre imaginación de su auditorio ; yo estaba tembloroso; yo estaba, por así decirlo, como una levita tirada por los dos faldones, porque no podía detener al pastor, no podía echarme encima esa responsabilidad. Sin embargo, pensaba, ¿y si no estuvieran bien casados, porque las palabras han sido dichas al revés?

Con el ìban solteros y casados, Casadas y doncellas de viage, En tres navios mal aderezados, Con una zabra mala y de mal trage. Al parecer

Muchas veces, á los hombres no les gusta que los vean con una mujer en la calle. La mayoría son casados. Usted tal vez lo es, como los otros. Su voz era ronca; no recordaba la que él había oído doce años antes; pero á pesar de esto, su convicción iba creciendo. «Es ella pensó . Ya no es posible la dudaLa mujer siguió hablando. Tal vez me equivoco. Usted debe ser soltero.

Julia se detuvo diciendo al chiquitín: Aguarda, hijo, que este cabayero me va a sacar de pobre. Tu señorita se llama doña Cristeta, ¿verdad? ¿Dónde vivís? ¿Cómo se llama su marido? ¿Cuánto tiempo hace que están casados? ¡Pero, hombre, se l'a figurao a ustéz que soy catecismo pa responder a tantas cosas! Bueno, pues dime lo que sepas. ¿No ve ustéz que entavía soy yo muy joven pa ese oficio?