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Y por último, después de haber preparado cuanto consideró necesario, una tarde, entre dos luces, se mudó al tercero interior de doña Jesualda, en la calle de Don Pedro. En un carrito fueron la cama, sus dos baúles, un arca y varios líos de ropa; ella montó en un simón, llevando sobre las rodillas el costurero que en días más tranquilos le regaló don Juan.

Debía ser el médico de San José, al que había encontrado en muchas ocasiones a caballo o guiando un carrito; un practicón viejo, calzando alpargatas como los payeses, y que sólo se diferenciaba de éstos por la corbata y el cuello planchado, signos de superioridad social mantenidos por él cuidadosamente.

El Consejo Ejecutivo le regaló una máquina rodante que tiene la forma de un águila con una lira en las garras, pero ella ha guardado este tributo de la gratitud nacional, y prefiere seguir yendo á todas partes, como otras señoras viejas de su época, en un carrito ligero tirado por tres hombres que están á su servicio, y á los que acaricia frecuentemente con el látigo.... ¿Qué piensa usted, gentleman?

Al fin del cuarto rumbo se demarcaron unas lagunas al S 46½ O, distantes unas 2 leguas. Al fin del quinto rumbo se demarcaron otras al S 63½ O, distantes como una y media leguas. Al fin del sexta rumbo se demarcó al S O, el Carrito Colorado.

Porque no es de anca el que montaba y venía con gran apuro de llegar ligero, que de no, dice, le habría dado su caballo. ¡Pobre infeliz!... Bueno... Baldomero: ¿volvió el carrito de repartir la carne a los puestos? «Reciencito» llegó. Vaya corriendo, y dígale a Hipólito que a todo lo que pueda salga con el carrito y la traiga a esa infeliz.

Nadie la conocía en el país: habíase establecido aquel verano en un caserío muy bien acondicionado, cerca de los baños de San Juan, y veíasela a menudo desde el camino pasear por la huerta acompañando a un caballero muy gordo, al parecer idiota, que lanzaba gritos extraños y tristes risotadas, y no se movía de un carrito de que tiraba a veces un borriquillo pequeño, otras un criado, algunas, con bastante frecuencia, la misma señora.

No soy de tienda; llevo mis verduras en un carrito. Todos los del barrio me conocen. Hace cuarenta años que tengo allí mi puesto ambulante, y.... El funcionario quiso interrumpirla, pero ella se enojó. ¡Si el señor comisario no me deja hablar!... Cada uno se expresa como puede y contesta como su inteligencia se lo permite.

En cuanto al lavado de sus ropitas, no tenéis que dirigiros sino a , porque puedo hacer eso sin esfuerzo cuando preparo la lejía. ¡Ah! querido angelito. Me permitiréis que traiga a mi pequeño Aarón uno de estos días; le mostrará el carrito que su padre le ha fabricado y el perrito negro y blanco que está criando.

Aquella noche, los pinos que rodeaban la cabaña, sacudidos por la tempestad, arrastraban sus esbeltas ramas por encima del techo, y a lo lejos se oían el rugido y los embates de la impetuosa corriente del río. El socio de Tennessee se incorporó y dijo: Ya es hora, voy en busca de Tennessee; engancharé el carrito. Y se hubiera levantado de la cama a no habérselo impedido su criada.

Cada lingote era depositado en un carrito, del que tiraban dos obreros, y avanzaba lentamente hacia los hornos de laminación, solemnemente luminoso, de un brillo divino, como si fuese un ídolo arrastrado por sus fieles. Aresti ya no sentía el asfixiante calor. Le entusiasmaba la original belleza del espectáculo.