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Sonaron cerca de ellos los gritos de las máscaras. El alegre grupo volvía de la cañada perseguido por los mozos. La audacia que había hecho hablar a la joven con la careta puesta la abandonó de pronto. Desvaneciose su atrevimiento, producto de unos sorbos de vino y del amparo del antifaz.

Hay viejas cámaras con puertas cuadradas, con cerraduras chirriantes, con techos inclinados de retorcidas vigas, con lejas anchas, con armarios telarañosos que encierran un espejo roto, un velón, una careta de colmenero; con largas cañas colgadas del techo, de las que en otoño penden colgajos de uvas, melones reverendos, gualdos membrillos, manojos de hierbas olorosas.

La frescura juvenil, la hermosura natural, era cursi; la elegancia exigía careta.

No había ido por la tarde al paseo del Prado; incomodábala mucho aquel eterno dar vueltas de los días de Carnaval, expuesta siempre a oír las desvergüenzas que escupen la envidia y la insolencia tras el anónimo de una careta... ¡Cuántas había escuchado ella antes de salir escarmentada!

Primeramente, el masaje; éste es bueno, pero no resulta eficaz mas que para un día. Al menor cansancio, las arrugas reaparecen al instante. Tenemos después la pasta de los Nabis; ésta se la aplica usted por la noche con la careta especial. Es una pasta a base de plantas astringentes, que estiran y ponen tersa la piel. Pero hay que aplicársela todos los días.

Las monjas que las vigilaban permitían aquella infracción a la regla, porque ellas tampoco podían resistir, y cerrando dulcemente sus ojos y arrullándose en un plácido arrobo, conservaban en las facciones, como una careta, el mohín de la maestra, cuya obligación es mantener la disciplina.

¡Despreciable, hipócrita! exclamó Mathys . ¡Queréis ahorraros la confesión de vuestra falsía! Voy a arrancaros la careta, señora; lo todo. ¿Qué sabéis? Os lo ruego, hablad más claro, me hacéis temblar. ¿No le revelasteis a Marta el secreto del nacimiento de Elena? ¡Yo! ¡Qué idea tan insensata! ¿Cómo se me podría ocurrir perderme a misma?

Periquito, ¿te gusto?... ¿Que alce la careta?... ¿Para qué lo necesitas? no te enamoras de las caras y haces bien. ¡Teniendo de aquí... y de aquí! ¿Eh? Adiós, adiós, Periquito. Hola, Delaunay... Hola, monsieur. ¿Cómo va ese tranvía aéreo? ¡Qué cosas se te ocurren! ¡Qué gran cabeza tienes! ¡Lástima que seas tan desgraciado! Dicen que no eres hombre práctico.

De todos modos, Fantomas era un tipo interesante. Tenía ojos de gato y dientes agudos de animal de presa. Era en aquellos días en que las autoridades le vigilaban celosamente los periodistas hemos fabricado el tópico de que los policías son muy celosos . ¡Le habían hallado una calavera y un pijama negro! Esto indicaba que se trataba de un apache peligroso, de un terrible souris de hotel. Fantomas se pavoneaba en la apoteosis de su gloria y fumaba cigarrillos turcos como una cocota. Realmente tenía un alma enferma de cocota en un cuerpo delirante de histerismo. Era un hombre marioneta, producto patológico de la vida artificial que empieza en una cena montmartresa del Palace y termina con una borrachera de éter en un burdel elegante. Valses vieneses, rameras viejas, pintadas y bien vestidas; artificio, morfina, pases de bacarrat... Todo esto formaba la careta de Fantomas la veladura de su fisonomía espiritual. En el fondo, yo creo que se trataba de un buen chico que tenía unos furiosos deseos de epatar y cogió un mal camino: el del hotel de la Moncloa. Pero él hubiera llegado a la escalerilla del patíbulo con tal de que la gente le creyese un hombre terrible. Era un enamorado de lo extraordinario, de lo singular, un sugestionado por los libros de andanzas policíacas. Aquí no se conoce bien su tipo modelo.

Un hombre que pasa entre vosotros los hombres por sensato; todos le consultan: es un célebre abogado; la librería que tiene al lado es el disfraz con que os engaña. Acaba de asegurar a un litigante con sus libros en la mano que su pleito es imperdible; el litigante ha salido; mira cómo cierra los libros en cuanto salió, como arrojarás la careta en llegando a tu casa. ¿Ves su sonrisa maligna?