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»El dia Lunes 20 de febrero de 1662 algunos de los cortesanos Españoles mas principales, que asisten en esta Corte á sus pretensiones, negocios y regocijos, representaron privadamente una Comedia española en el salón de el Palacio Real, á que asistio detras de çelosia su Excelencia con algunos Eminentisimos señores Cardenales1677. «La Gazeta ordinaria de Madrid. Martes 28 de deziembre 1677.

Para explicar la herida de la mano y los cardenales que presentaba, Amalia, fértil en mentiras, inventó una historia que el doctor creyó o fingió creer. Estuvo entre la vida y la muerte algunos días. Amalia seguía con ojos inquietos el curso de la enfermedad.

Fue verdadero festín de cardenales, con desmedida abundancia de peces, mariscos y de cuanto cría la mar, todo tan por lo fino y tan bien aderezado y servido que era una gloria. Veinticinco personas había en la mesa, siendo de notar que el conjunto de los convidados ofrecía perfecto muestrario de todas las clases sociales.

Fue una de las figuras más distinguidas y poderosas del Colegio de cardenales, según parece, y con motivo de la entrada de las tropas italianas en la Ciudad eterna el año 1870, adquirió una extraordinaria prominencia por la parte que tomó en ella.

No por cierto, don Francisco, porque os temo; aún tengo sobre los cardenales de los cintarazos que me apretásteis la noche pasada, y que conviene estar bien con vos, porque yo tengo para que aunque os metieran en una botella y taparan con pez encima, habíais de escaparos.

Tistet Védène cambió su viejo tabardo amarillo por una preciosa alba de encajes, una capa de coro de seda violeta, unos zapatos con hebillas, e ingresó en la escolanía del Papa, donde antes de él no habían podido ingresar más que los hijos de nobles y sobrinos de cardenales... ¡He ahí lo que es la intriga!... Pero Tistet no paró ahí.

D. Diego y D. Paco estaban sentados en el corredor, el uno frente al otro, mirándose como dos esfinges de la tristeza, y en las manos del último los verdes cardenales indicaban el suplicio de que había sido víctima. El infeliz anciano a ratos hendía los aires con la ráfaga de sus fuertes suspiros, que habrían hecho navegar de largo a un navío de línea.

Por estas y otras niñerías estuvo preso; aunque, según a me han dicho después, salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron docientos cardenales, sino que a ninguno llamaban señoría. Las damas diz que salían por verle a las ventanas, que siempre pareció bien mi padre, a pie y a caballo. No lo digo por vanagloria, que bien saben todos cuán ajeno soy de ella.

Tan pesado se puso que al cabo los Cardenales bailaron sobre la carretera, á la luz de la luna, entre la algazara del cortejo nupcial que los jaleaba desde los coches. Pero aquel momento gozoso fué turbado por la mala intención de Antoñico, que participó al maestro carpintero cómo Frasquito intentaba darle amoniaco para limpiarle la mona.

Leida esta confesion delante de Benito, de los cardenales, prelados i demás personas presentes, entre quienes se hallaban los convertidos, mandó el antipapa que se hiciese lectura de los nuevos decretos que desde aquel punto establecia contra los judíos persistentes en la caduca lei.