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No confundamos la caquexia, efecto directo de la infeccion paludiana, generadora de la fiebre accesional y sus consecuencias, con la caquexia quínica, efecto de las dósis repetidas y exorbitantes de la quina ó de sus sales: el antídoto de esta última caquexia es el arsénico, el hierro, la belladona, el sílice; el de la primera es la quina.

Todo anuncia que el amoníaco líquido puede gozar de grande eficacia en los casos graves en que, aunque indicado el carbonato de amoníaco, sea insuficiente para vencer la astenia y la falta de vitalidad agravada incesantemente por leucorreas escesivas, por flegmorragias abundantes, por falta de nutricion en personas debilitadas, combatidas por plétoras serosas y afectadas de caquexia mucosa.

Algun dia utilizará la terapéutica estas diferencias; y ya hoy mismo se puede preferir el acetato de cal en las afecciones asmáticas con caquexia serosa, porque posee una accion electiva sobre el neumogástrico y sobre el pulmon; el muriato de cal dirige al parecer á las membranas mucosas y los vasos capilares la accion disolvente y la aberracion plástica de la cal.

Esto no obstante, no se debe despreciar el recurrir á él en ciertas fiebres mucosas en su período de flojedad, en fiebres intermitentes crónicas, con caquexia serosa, obstrucciones abdominales y flujo de orina, diarrea, sudores fáciles y abundantes; en algunas fiebres hécticas con hinchazones edematosas y secreciones aumentadas, y en fiebres exantemáticas que se prolongan hasta despues de la desecacion.

El arsénico corresponde á una multitud de afecciones sin carácter de malignidad, como ciertas intermitentes, por ejemplo, pero siempre en casos semejantes se observa irregularidad en los accesos y una especie de caquexia palúdica, ó un estado asténico en el que la nutricion está paralizada, y es inminente, si ya no ha comenzado, la diátesis serosa. § VI. Estado sobreagudo.

La calcarea carbonica es uno de los medios curativos en las afecciones paralíticas que dependen de una discrasia, de una caquexia análogas á las del medicamento. Tambien se la ha empleado en la atonía de los órganos respiratorios, en la parálisis incipiente del pulmon á consecuencia de bronquitis repetidas y de una hematosis insuficiente.

El carbon reemplaza al azufre en la medicacion y cura de las úlceras varicosas, y al arsénico en las fagedénicas y de mal carácter situadas en las piernas, y ordinariamente con caquexia serosa.

Por ahora nos limitamos á indicar la ipecacuana por sus relaciones con el primero y mas débil grado de esta depresion y de esta caquexia, y al arsénico por sus relaciones con el grado mas violento y la espresion mas elevada de la deplastizacion y de la desorganizacion, lo que le hace mas á propósito en general y mas frecuentemente indicado que la ipecacuana y la misma quina, en las fiebres intermitentes crónicas tenaces y mal tratadas.

Así pues, los edemas y los derrames serosos son por dos partes un elemento esencial de la caquexia; si domina la diarrea, ó, mejor aun, si hay sudor rebelde, el ácido fosfórico será el mejor antídoto de la quina; el mercurio lo será en los infartos del hígado; la ipecacuana y el arsénico se adaptan mejor á los efectos de la quina, complicados con afecciones palúdicas.

El tratamiento de las afecciones combatidas por el carbon, requieren el uso de todas las atenuaciones hasta la trigésima, que es la que mejor se adapta á los casos mas especiales de caquexia ó de lesiones de la sensibilidad y de la circulacion. La dósis es siempre de una ó varias gotas ó de algunos glóbulos en agua para uno ó mas dias. § I. Historia.