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Antonio sabe mucho y es capaz de hacerme ver que lo blanco es negro. Y la buena Teresa, a pesar de su encono, sentíase dominada por la admiración que profesaba a su marido, aquel modelo, «aunque le estuviera mal el decirlo». Pero ¿qué hizo usted?

El Tritón iba enumerando á su sobrino las categorías y especialidades de los buques. Y al convencerse de que Ulises era capaz de confundir un bergantín con una fragata, rugía escandalizado: Entonces, ¿qué diablos os enseñan en el colegio?... Al pasar junto á los burgueses de Valencia sentados en los muelles caña en mano, lanzaba una mirada de conmiseración al fondo de sus cestas vacías.

Una, para consolarse, recordó malignamente al ingeniero Torrebianca. ¡Y será capaz de venir esta tarde con los queridos de su mujer!... Parece imposible que un hombre sea tan... ciego. Deben marchar de acuerdo los dos.

Pero si usted hubiera visto la navaja que trae consigo constantemente, de seguro no hablaría usted con tanto desahogo. ¿Pero sería capaz?... ¿Capaz? ¡Anda con la niña! La mujer que tiene hígados para lo de esta noche, los tiene para todo.

Pero mi padre, que deja estar en su destierro á su sobrino, mi señor esposo, por no disgustar á su servicialísimo don Rodrigo, sería capaz de desairar á su hija y de no creerla, porque su muy querido don Rodrigo no se disgustase.

Pidiéndola nombres de aquellos valientes y caritativos convecinos, citóme el primero a don Sabas, que no faltaba nunca a esas llamadas, por considerarse necesario como cualquier otro para atender al negocio de la vida del socorrido, y único en su parroquia para el negocio del alma, si llegaba a tiempo y desgraciadamente no alcanzaba ya para otra cosa; después me nombró al médico, que no cabía en su casa en cuanto sabía que estaba algún convecino en la apurada situación de Pepazos; luego a Chisco, uno de los hombres más arrojados, más fuertes y más entendidos para aquella casta de faenas; y después de nombrarme a otras personas que no me eran tan estimadas, por haberlas tratado menos, cerró la cuenta con Pito Salces, mozo capaz de los imposibles, siempre que hubiera a su lado quien le impidiera hacer una barbaridad; y tres perros de buena nariz, uno de ellos Canelo.

Yo soy, como sabes, muy cariñoso... No lo puedo remediar... Cuando aprecio a una persona, soy capaz de darle la sangre del brazo, ¿estamos?... Pues con la familia siempre he sido muy franco..., ya lo sabes... Lo que yo tuve, siempre ha sido tuyo... Te he tratado siempre como lo que eres... porque a nunca me ha dolido gastar uno, dos o tres, estando la familia por medio... Pues, Tomás, yo me voy haciendo ya viejo... Tengo dos años más que ... ¿No te parece que debo casarme?

De esta se pasa, al lado del sur por un estrecbo de tres cuartos de legua de ancho, que tránsito al puerto, que es otra bahía capaz de contener en su seno una armada, de la misma suerte limpio y de buen fondo.

Cuando hablaba al corro de la familia, su mirada iba dirigida a ella, como si entre los demás no hubiera ninguno capaz de comprenderle. Las creaciones de su pincel nadie las veía primero que la esposa de Gonzalo, y si de alguien estimaba la admiración, era de ella.

Ella, por su parte le correspondía con un desdén tan efectivo, tan manifiesto, que era capaz de encender la ira del hombre más paciente. Antes de sentarse a la mesa llegaron los niños, un chico de nueve años y otra niña de seis. El criado comenzó a servir el almuerzo y la doncella se colocó detrás de los niños para su cuidado.