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Hasta el presidente de la República llevaba un apellido rancio y sonoro, igual al de los galanes de capa y espada de las comedias de Calderón.

Gonzalo tomó una expresión iracunda; mientras Ramiro, alzando la cabeza y levantando por detrás su capa con el estoque, le observaba por arriba del hombro, con una sonrisa más insultante que toda palabra.

Tenía don Eleazar un cuerpo de oso y una cabeza de leona mansa; su cutis fino y terso, a pesar de sus setenta años largos, daba a su rostro cierta capa de venerable distinción y de majestuosa ancianidad que imponían a primera vista.

Su moreno rostro y negrísimos ojos, cabellos y barba indicaban su origen meridional. Sobre el traje de corte llevaba luenga capa negra, de forma y material muy diferentes de los usados en Francia é Inglaterra.

Más hermosos tal vez que en la primavera, porque su fino ramaje no está cubierto por multitud de hojas, estos árboles se perfilan en el fondo del cielo con sus grandes y pequeñas ramas matizadas de un ligero y delicado tono violeta, y sus innumerables ramificaciones parecen tanto más elegantes cuanto más sepultada aparece la naturaleza bajo la monótona capa de nieve.

«El balcón era el de Anita». El hombre se embozó en una capa de vueltas de grana y esquivando la arena de los senderos, saltando de uno a otro cuadro de flores, y corriendo después sobre el césped a brincos, llegó a la muralla, a la esquina que daba a la calleja de Traslacerca; de un salto se puso sobre una pipa medio podrida que estaba allá arrinconada, y haciendo escala de unos restos de palos de espaldar clavados entre la piedra, llegó, gracias a unas piernas muy largas, a verse a caballo sobre el muro.

«El poeta juró que no escribiría más comedias de ruido, sino de capa y espadaLuis Vélez de Guevara, El diablo cojuela, tranco 4.º La señal externa, que diferencia á los autos de las comedias, es que aquéllos no se dividen, como éstas, en actos ó jornadas, aunque, á la verdad, haya algunos autos al nacimiento que se exceptúan de esta regla.

»Y yo no creo, Pepita, que haya un tormento mayor que éste. Nos pueden robar nuestra hacienda, nos pueden robar la capa y el gabán, ¡pero robarnos nuestro espíritu! ¿Comprendes , Pepita, que haya una cosa más terrible que ésta? »Ahora son las dos; todo está en silencio.

Con todo, le tenían cierto cariño en la comarca, quizás por su nombre tagalo ó por llevar el caracter peculiar de las cosas del pais, algo así como un triunfo sobre el progreso, un vapor que no era vapor del todo, un organismo inmutable, imperfecto pero indiscutible, que, cuando más quería echárselas de progresista, se contentaba soberbiamente con darse una capa de pintura.

Después, y libre ya por algunas horas, tomó su capa y su espada y se fué á Santo Domingo el Real, y oyó misa, y procuró oírla, porque el cocinero mayor no tenía pensamiento más que para el cofre y para el sobrino postizo. Apenas hubo concluído la misa, cuando tomó á buen paso el camino de la calle de Amaniel.