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Los orientales, cuando tienen ensueños de felicidad, se ven siempre al borde de un arroyuelo, y en sus cantos celebran, sobre todo, la belleza de las fuentes.

Dedicados entonces los españoles al estudio de la literatura italiana, que florecía en aquella época, y que enseñó á sus poetas una lírica más perfecta y completamente diversa de la nacional, empezaron á modificar sus antiguos cantos populares.

Así encuentro yo que en las guajiras y en otros cantares y músicas de la isla de Cuba, en los de los minstrels de los Estados Unidos y en los cantos y bailes populares del Brasil, hay un fondo idéntico que les da singular carácter, y que proviene de la inspiración musical de la raza camítica.

Bajo una enorme extensión de agua que alcanzaba la base de las montañas desaparecían los gruesos cantos rodados que durante el verano habían señalado el vado en el cruce de Sansón. El servicio ascendente de diligencias tuvo que parar en la casa Granger; el último correo fue abandonado en los túneles y su jinete salvó la vida luchando a brazo partido con la corriente.

Corresponden á la primera ciertas piezas pequeñas, casi tan sencillas por su índole como las de Juan del Encina, reducidas á diálogos pastorales y algunos cantos.

Sin duda, no había recobrado su brillante alegría de otros tiempos, que esos siete años de ansiosa espera parecían haberse llevado irrevocablemente; ni cantos ni risas se escapaban ya de sus labios, pero un brillo suave y cálido animaba sus facciones como si una luz salida del alma, las iluminara.

Yo le solía escuchar con las lágrimas en los ojos. Aquellos cantos de Ossian me parecían admirables. Hoy mi mujer tiene demasiadas cosas en qué ocuparse para corretear por el campo. Nuestro clan va aumentando y ella es la administradora. Yo le digo que es el buen tirano, la dictadora inteligente, la representación del gobierno ideal para los perezosos. Yo soy el vagabundo de la familia.

Escuchaba vuestros cantos inocentes, que penetraban en mi corazón infantil, inundándolo de una felicidad que nunca más ¡ay! ha vuelto á sentir. No toda la gente estaba en el castañar de la iglesia. En las calles de la aldea había también alguna, y en el Campo de la Bolera más todavía.

Por fortuna don Federico te ha prohibido cantar; y con esto no me mortificarás las orejas. La respuesta de Marisalada fue entonar a trapo tendido una canción. El pueblo andaluz tiene una infinidad de cantos; son estos boleras ya tristes, ya alegres; el olé, el fandango, la caña, tan linda como difícil de cantar, y otras con nombre propio, entre las que sobresale el romance.

Despues vino el Romancero, esa magnífica epopeya caballeresca, escrita por millares de autores, en el curso de varios siglos, y cuya unidad de accion y de lenguaje ha venido á demostrar prácticamente que la Iliada de Homero pudo haber sido compuesta del mismo modo por la agregacion sucesiva de los cantos de diversos autores y edades.