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Aténgome, pues, al texto de los Apuntes, confirmación exactísima de los rumores de la fama, y aun eso sólo he de darlo en extracto para llegar cuanto antes a la narración de otros sucesos harto más dignos de la atención de los lectores. Se cansó muy pronto de las fiestas caras y ruidosas que daba en su casa.

Entonces que no será á Cuba, sino á España, á quien tenga que decir el poeta, y esperemos en Dios que sea oído: Y si ser grande y respetada quieres, de no más la salvación esperes. Algo arrepentido estoy de haber tomado por asunto de un escrito mío el libro del Sr. Merchán. Hay muchísimo que decir sobre él, y yo me canso, y, lo que es peor, temo cansar á mis lectores.

Yo beberé, ya que no pueden ustedes hacerlo por la pijotera ordenanza; y que les sirva de provecho... ¡A la salud de todos ustedes! Choca, Fermín: choca , Chivo. Decid todos conmigo: ¡Viva el tricornio!... Se cansó por fin de ir de grupo en grupo sin que aceptasen sus ofrecimientos y dio por terminada la expedición.

Pasaba revista a la servidumbre y formulaba juicios y acusaciones. María no se llevaba bien con el lacayo. El cochero daba muy mala vida a su mujer, el miércoles la había pegado con la fusta hasta que se cansó. ¡Qué hombres tan perversos hay! ¿verdad, señorita? Para dar con uno así, más vale quedar soltera toda la vida. La generala procuraba cortar secamente los asuntos y abreviar.

Foja se cansó de ser prudente y preguntó a Trabuco dándole un golpecito en el hombro: ¿Es usted padrino? ¿Padrino de qué? dijo Ronzal con ceño adusto, aire misterioso, y como hombre prudentísimo que opone un muro de hielo a una indiscreción. Padrino del duelo a muerte entre Mesía y Quintanar....

La gente se cansó de seguirla con los ojos, y fue esparciéndose por el paseo y el jardín de invierno, donde aguardaba el café humeando en las tazas. Ojeda entabló conversación con míster Lowe antes de volver a su mesa, ocupada ya por Maltrana.

Era de temperamento bilioso, soberbio, despreciativo como ella, confiado en su dinero, y poseía un donaire maligno que le daba prestigio entre las damas. Gracias a estas cualidades, Clementina no se cansó de él tan pronto como de los otros. Al cabo de dos años, sin embargo, cuando faltaban sólo algunos días para realizarse el matrimonio, rompieron de un modo sonado y hasta escandaloso.

El lindo Raguet, frenético de impaciencia, apostrofó a Catalina con sus peores injurias, ¡y tenía un buen repertorio de ellas! Y cuando se cansó de insultarla, le asestó feroces bofetones y puntapiés, practicando su máxima favorita: «Las mujeres son como las aceitunas.

¿No te parece que dejemos la caza para cuando él venga? Subamos mientras tanto al lago; no me canso de verlo. En la primer cabaña que encontremos podemos dejar dicho dónde estamos... El mayordomo lo halló todo muy bien, y siguieron andando. La selva ofrecía un aspecto mágico.

Pero para que me canso, si cerca de tres siglos que se formó la colonia de Buenos Aires, y todavia no se sabe si hay ó Cabo de San Antonio, estando como suele decirse detras de la puerta, y está causando una mala navegacion su incertidumbre; siendo cierto que en la longitud en que las costas lo figuran, no hay tal cabo; pues yo lo he pasado diversas veces por encima, sin que le haya visto, y de seguro en la longitud de Montevideo, ó navegando desde dicho puerto al S, no se halla tierra alguna; y últimamente, si no hubiera sido por el empeño tan fuerte que Vd. ha tenido en que se descubra por tierra el camino por tierra para Buenos Aires, ¿no se estaria en el concepto de que este tránsito era imposible, como en realidad se creia?