United States or Norway ? Vote for the TOP Country of the Week !


El pobre hombre, canijo y encogido, adoraba la fuerza, la arrogancia, los uniformes vistosos, y al recordar que el iniciador de la Orden había sido soldado, sonreía con cierta malicia, como si pensase en los devaneos y buenas fortunas de los hombres de guerra, de las cuales alguna habría tocado al santo, cuando aún no pensaba en serlo.

Y con todo, apenas habrá seductor, por brutal, irreverente y desaforado que sea, que ose pretender a una soltera, sin proponer la buena fin: y apenas hay Tenorio, por enclenque, canijo y fehuelo que Dios o el diablo le hayan hecho, que no tiente el vado, se declare con desenfadada audacia y se atreva a pretenderlo todo de una mujer casada.

Señor alcalde gritó una mujer amortajada entre una saya de estameña negra que le cubría el busto, y otra de bayeta amarilla ceñida á la cintura, yo quisiera que.... Usté se calla la boca mientras que yo no la pregunte, porque aquí no tienen voz las mujeres. Es que, canijo, yo tamién soy hija de Dios; y si se me murió el marido no fué por culpa mía. ¿Y qué se le ofrece á usté?

La educación estética de un pueblo no se forma ni se mejora, sino se corrompe y se vicia, manifestándole lo feo, lo inelegante, lo canijo, lo estropeado, lo ruin y lo plebeyo de la figura humana.

Que ha esperado a la señora toda la tarde... ¡Cómo había de ir, si andaba buscando al caballero canijo!... Un recadito nos dio para usted por si la veíamos. ¿Qué dice? A ver si me acuerdo... ¡Ah! : que no compre la olla... La olla de los siete bujeros... que él tiene una que trajo de su tierra. ¿Y qué? ¿Van a poner fábrica de coladores? Si no, ¿para qué son tantos ujeros?

»Sin verme en ningún espejo, me veía yo en mi imaginación, y yo mismo me daba grima, no por lo criminal, sino por lo grotesco. Tan chiquituelo, tan feo, tan valetudinario y tan canijo; empleadillo de última clase... ¿qué derecho tenía yo a las grandes pasiones? Yo era un Otelo de sainete. »Iba conteniendo la respiración... de puntillas... lleno de miedo de que mi mujer despertase.

En cambio, le declaraba de continuo que le amaba más de amistad que á ningún otro ser humano; y cuando le declaraba esto, se le veía al chico hasta la última muela, sentía una beatitud soberana, y daba por bien empleados sus, para otras cosas, inútiles y perennes suspiros. Y no se crea que Tomasuelo era canijo, ruín y tonto.

Así, por ejemplo, un dolor de vientre o de muelas, la simplicidad que se deja engañar, el miedo, el no tener dinero suficiente, las enfermedades, el ser feo o canijo y otras cosas por el mismo orden, no tienen más poesía, ni más consuelo que la risa, mientras no pasan de cierto grado inferior.

En un país muy extraño vivió hace mucho tiempo un campesino que tenía tres hijos: Pedro, Pablo y Juancito. Pedro era gordo y grande, de cara colorada, y de pocas entendederas; Pablo era canijo y paliducho, lleno de envidias y de celos; Juancito era lindo como una mujer, y más ligero que un resorte, pero tan chiquitín que se podía esconder en una bota de su padre. Nadie le decía Juan, sino Meñique.

«¿Quieres que te tome la leccióndijo Rubín cogiendo la cartilla. Ni falta... canijo, espátula, paice un garabito... No quiero que me tome lición replicó la chica remedándole la voz y el tono. No seas salvaje... Es preciso que aprendas a leer, para que seas mujer completa dijo Rubín esforzándose en parecer juicioso . Hoy has estado un poco salida de madre, pero ya eso pasó.