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Pero no tuvo aliento para continuar suplicando y caminaron algún tiempo, y llegaron hasta la puerta de la casa de Antonio, sin que ninguno de los dos despegase los labios.

Caminaron un buen trecho por una de las avenidas del parque, ya bañada por una media oscuridad, mientras los rayos del sol poniente doraban las altas copas de los árboles y moría la tarde en medio de los armoniosos cantos de los pájaros.

Caminaron así cosa de ochenta leguas, parte por el río, parte por lagunas, porque hay muchas á la orilla de este río, las cuales, cuando baja el río, quedan divididas de él y hechas lagunas; mas cuando crece, queda toda la campaña hecha un mar de agua, porque se incorporan con él.

Por espacio de media hora caminaron entre árboles con todas las molestias y todos los goces que esto produce. Al cabo salieron al descubierto atravesando una sierra pelada. Algunos rebaños de cabras pastaban la poca yerba que crecía en las hendiduras de las peñas. Hicieron un alto, y algunos bebieron leche que los pastores ordeñaron a su vista.

Caminaron tres dias por Thracia, destruyendo y talando la campaña; llegaron á poner una noche sus cuarteles á la falda de un monte poco áspero.

Porque dicen, que habiéndose perdido el navío en la altura de 50 grados, salieron á tierra con lo que pudieron salvar y cargar; y caminaron seis ú ocho dias al nord-este, hasta un parage, donde se asentaron y poblaron, por haber sugetado allí, y rendídoseles mas de tres mil indios con sus familias.

La general llevaba orden de ir á Cabo de Palos; caminaron todo aquel día y la noche con viento próspero; después se les volvió el tiempo de manera que vinieron á descaecer á los Secos de los Querquenes, donde surgieron, aunque no todas, que algunas habían perdido la Real por un mal temporal que duró poco.

Salieron bien de madrugada una mañana en la disposición que otras veces y caminaron por la empolvada carretera sin hablarse, entregados a las profundas reflexiones que les sugería siempre el gran libro de la Naturaleza, que hoja por hoja se proponían leer hasta el fin. El sol nadaba en un cielo azul y límpido; el cielo de Madrid.

García aprobaba con el gesto y con algunas palabras sueltas la belleza de la canción. «¡Grandioso en verdad! ¡Muy patético! ¡Qué pompa! ¡Qué ornato...!» Cuando Tristán terminó, caminaron algún tiempo en silencio. De pronto García se detiene y exclama en tono resuelto: ¿Sabes lo que te digo, Tristán...? La barca a pique es una pieza de relevante mérito.

Se marchó de mañana: se pasaron este dia cinco arroyos, no muy distantes unos de otros, y paramos á media tarde en los Cerrillos del Volcan, á la orilla de un arroyo hácia la costa del mar, á aguardar las partidas: y á cosa de las cinco de la tarde, despachó el Comandante á Nagualpan, hijo del cacique Lincon, con seis indios, á saber de las partidas. Este dia se caminaron como 10 leguas. Dia 14.