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Ya supondrás continuó él que tendré pronto necesidad de ir, no aún si a Paris o a Madrid. Y luego... se acabaron las locuras. Pero ¿qué locuras haces? El vivir como vivo. ¡Buen porvenir me espera! Un ama de llaves más vieja que dueña de teatro antiguo, una criada de cincuenta reales... y si no, al pueblo, al pueblo. Calla, hombre...; no querrá Dios que lo hayas perdido todo.

No niegues. ¡Si lo todo!... Vaya por descubierta, para que seas franco conmigo. La semana pasada me lo dijo el Capi cuando vino á cazar chimbos á la montaña. Ya sabes que él es hombre que calla y lo ve todo. Nada se le escapa de lo que ocurre en casa de Pepe. Conque dime, ¿cuándo piensas ser mi sobrino? Sanabre se entregó: con aquel hombre no valían disimulos.

Al cabo de un rato, cuando ya me disponía a dejar la silla para dar algunas vueltas, exclamar a Luisa: ¡Calla... calla... me parece que ahí viene Lola! Asunción se estremeció la cabeza vivamente. , , es ella, continuó Luisa.

Lo que tendrá si acaso, es alguna cosa muy callá y que no lo sienta ni la tierra; pero no debe de ser muy a su gusto, porque la mayor parte de los días tié los ojos así como de haber yorao, y siempre está triste y con cara de pocos amigos; a me da mucha lástima.

Vamos dijo el viajero lleno de gozo , humanidad tenemos. Ese es el canto de una muchacha; , es voz de mujer, y voz preciosísima. Me gusta la música popular de este país.... Ahora calla.... Oigamos, que pronto ha de volver a empezar.... Ya, ya suena otra vez. ¡Qué voz tan bella, qué melodía tan conmovedora!

Antonio, mientras se vestía, despertó a su hijo, un grumete de nueve años que le acompañaba en la pesca y hacía el trabajo de un hombre. A ver si hoy tenéis más fortuna murmuró la mujer desde la cama . En la cocina encontraréis el capazo de las provisiones... Ayer ya no querían fiarme en la tienda. ¡Ay, Señor! ¡Y qué oficio tan perro! Calla, mujer; malo está el mar, pero Dios proveerá.

Tomando doña Inés para regla de interpretación el refrán de «quien calla otorga», dio por sentado que Juanita estaba decidida a entrar en un convento, y ya, en su fantasía entusiástica, se la representaba santa, cuya vida se intercalaría en las ediciones futuras del Año Cristiano.

Calla, tonta.... Un hombre tan juicioso.... ¿No comprendes ...? Yo no comprendo nada, yo siento y nada más. El corazón suele tener unas adivinaciones tan raras.... A veces, el muy pícaro, se empeña en una cosa, y Dios se encarga después de darle gusto.... Ojalá me equivoque.

La moza tropezó en la bandeja, que sonó. Recogióla la moza. ¡Calla! dijo ¡una bandeja de plata! ¡y sucia!... ¡llena de grasa! ¿cómo está aquí? La llevaré á la repostería. Y siguió subiendo, y tropezó de nuevo. Pero tropezó en un cuerpo humano. Aquel cuerpo estaba frío. La moza empezó á dar gritos. A los gritos de la moza acudieron algunos de la servidumbre.

Así, pues, ¿amas a Magdalena? ¡Claro está! Por eso vengo a pedirte... ¡Calla, desgraciado! ¡Está de Dios que siempre llegues tarde! Yo también la amo. ¿Qué dices? ¿Que la amas? , y es el caso... ¿Qué?... Que ayer mismo pedí y obtuve su mano. ¿La mano de Magdalena? : la mano de Magdalena.