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Más famosa que él fué su esposa María de Córdoba y de la Vega, celebrada por los poetas más distinguidos de su tiempo bajo el nombre de Amarilis, y calificada en el reinado de Felipe III y á principios del de Felipe IV como la primera actriz de España, tan notable en declamar comedias como en cantar, bailar y tocar .

Y permítasele a la sinceridad de mi pluma decir aquí sin sospecha de lisonja, que siendo este nobilísimo Reino de Mallorca, el que a ninguno cede, cuando no se adelante a todos, en los más finos esmeros de autorizar con su más calificada nobleza los ejercicios y ministerios de este Tribunal Sagrado, preciándose casi todos de acreditar la nobilísima antigüedad de su sangre, con el blasón de Ministros o Familiares de este Santo Oficio: así, ni más ni menos, ha experimentado felizmente desde sus principios, el más vivo desvelo en atajar los incendios de la perfidia, para que, ya que abrasaban los corazones infames de algunos mal convertidos, no se extendieran ni a uno solo fuera del barrio o parentela de ellos mismos, de que haremos evidencia después.

La falsa confianza mil engaños Consigo trae: advierte lo que haces, Señor, que esa arrogancia que nos muestras, Renovará el valor en nuestras diestras; Y pues niegas la paz, que con buen zelo Te ha sido por nosotros demandada, De hoy mas la causa nuestra con el cielo Quedará por mejor calificada, Y antes que pises de Numancia el suelo, Probarás do se estiende la indignada Furia de aquel que siendote enemigo, Quiere serte vasallo y fiel amigo.

El encanto, que el poeta portugués ha sabido comunicar á este pequeño cuadro de género, sin duda alguna de la infancia del arte, no puede ser nunca bastante encomiado. Entre las tragicomedias de Gil Vicente sobresale la de Don Duardos, no sólo por ser la más extensa, sino también porque cuenta con más títulos para ser calificada de verdadera obra dramática.

Pero la devoción de Ana ya estaba calificada y condenada por la autoridad competente. Las tías, que habían maliciado algo de aquel misticismo pasajero, se habían burlado de él cruelmente. Además, la falsa devoción de la niña venía complicada con el mayor y más ridículo defecto que en Vetusta podía tener una señorita: la literatura.

Don Alonso apretó en sus manos la mano estremecida del mancebo, y mirándole de un modo profundo, con los ojos brillantes de emoción, le dijo: Nunca dudé de la honra de quien lleva una sangre tan calificada y tan limpia como la vuestra; pero huélgame declarar que las palabras que acabo de oíros me quitan del alma una incomprensible pesadumbre. ¡Ea, dadme esos brazos!

Con esto alborotáronse los inquisidores; i asi dispusieron los de Toledo, con acuerdo i consentimiento del cardenal don Gaspar de Quiroga, que fuese reconocida i calificada; i así en efecto se practicó, atropellando por los respetos debidos á los muchos sabios i altos personajes que tuvieron parte en la publicacion de esta Biblia, i sin parar la atencion en las consultas que precedieron, i en las providencias que se tomaron para mas acertar en la empresa .

Esta comedia, en verdad, no puede ser calificada de invención original de nuestro poeta: había nacido después de una larga serie de ensayos, y en el último decenio del siglo XVI, y en virtud de los esfuerzos de muchos, se había elevado á nueva altura, alcanzando su natural centro; pero ¡qué monstruoso abismo separa ya, aun á las primeras y más imperfectas obras de Lope, de las mejores de los que le precedieron!

Dice así el pasaje a que aludo: «Todo cambia, todo se renueva, y hay mil pequeñeces, una expresión, una prenda de vestir, una moda de tocado que denotan al punto la edad de la persona que las usa; y por más que el abate Delille la recomiende, me parece, por ejemplo, de mal gusto la costumbre de aplastar en el plato la cáscara de un huevo pasado por agua, costumbre calificada ya por el vizconde de Marenne, en su libro sobre la Elegancia, publicado hace años, de absurda y ridícula

Y eso se atendió sin duda en aquella general conversión de los Judíos del año 1435 en dar a los dos primeros bautizados el nombre de Gil Callar y el de Gil Múñoz, que se ponen por ejemplos, advirtiendo que así lo hizo con el resto de los otros, la más calificada Nobleza.