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El obelisco de Lougsor, cerca del Cairo, que sirvió de ornamento al palacio real de la famosa Tebas.

Encontráronse en la puerta de San Jaime con un tercer paseante, el cual, recién llegado del Oriente, les relató de un modo tan interesante la vida que había llevado en el Cairo y en Constantinopla, que en tan amena conversación pasó una hora o quizá más.

Un francés, M. Andrieux, que ha escrito para Le tour du Monde una prolija descripción de sus viajes en Colombia, asegura que desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde no se ve en las calles de Barranquilla, sino perros y alguno que otro francés, que persiste en sostener la reputación de la salamandra, que se les ha dado en el Cairo.

Prim murió, sin embargo, el día 30, llevándose a la tumba la clave del misterio, y tres meses después publicaba la Gaceta un real decreto nombrando al marqués de Sabadell ministro plenipotenciario de la corte de España en Constantinopla. «Me he convencido escribía al presidente del Consejo el nuevo embajador que mis disposiciones naturales son para la vida de Oriente, y pongo todas mis ilusiones en El Cairo, Bagdad, Ispaham o Constantinopla

, iré, hermosísima María replicó el estropeado ; pero entended que, aunque el mismo fiscal del diablo soplara y acusara a cuantos moriscos hay desde El Cairo hasta aquí, sólo así como os viera en un lugar bastaría para sobreseer y desistir de todo pensamiento sospechoso, cuanto más que de otras demostraciones más vigorosas, pues donde vos estáis, bien así como la noche de la luz, han de ir a mil leguas Mahomilla y don Satanás.

El más antiguo en la casa era un joven moreno, casi cobrizo, pequeño de cuerpo, con luengas y lacias melenas. Teófilo Spadoni, famoso pianista, hijo de italianos esto era indiscutible , pero nacido, según él, unas veces en el Cairo, otras en Atenas ó en Constantinopla, en todas las ciudades adonde había emigrado su padre, pobre sastre napolitano.

Llevaron de acá nuestra lengua, y todavía la guardan y usan della de buena gana, y es cierto que en las ciudades de Salonique, Constantinopla, Alejandría y el Cairo y en otras ciudades de contratacion, y en Venecia no compran, ni venden, ni negocian en otra lengua sino en español. Y yo conocí en Venecia judíos de Salonique hartos que hablaban castellano con ser bien mozos tan bien y mejor que yo.

, hijo mío; y allí, vida nueva; reanudé la amistad con un capitán de la marina que había conocido en el Cairo en el momento en que iba a ser decapitado por haber levantado el velo a una de las mujeres de un fellah. Yo le salvé a bordo de mi brick. Al encontrarme en Francia, quiso atestiguarme su agradecimiento, y me presentó a un pequeño número de amigos, como un proscrito de la Inquisición.

En aquel retiro, a fin de evitar contiendas civiles, eran encerrados cuantos podían tener algún derecho a la sucesión de la corona, arrancándoles a menudo los ojos con sabia cautela. Era menester evitar tan ruda catástrofe. El Negus tenía que enviar un Embajador al bajá que, derribado ya el poder anárquico de los mamelucos, gobernaba en el Cairo.

La luna caia sobre los borbotones de agua y de espuma, y daba á la nube de agua que las fuentes arrojan, la diafanidad y el brillo del nácar, de la concha ó del cristal, mientas que en medio de las dos fuentes, emblemático y silencioso, se levantaba el monumento de otras edades, la creacion de otra raza, el peregrino de otras religiones, un viajero de otros climas, de climas remotos y poéticos; el obelisco de Loupsor, cerca del Cairo.