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Va con él el Marqués de los Balbases, Espínola, cuyo apellido puso su gran padre sobre las estrellas. Allí va el Conde de Altamira, Moscoso y Sandoval, gran señor y caballero en todo, caballerizo mayor de su Majestad de la Reina. Allí pasa el Marqués de Pobar, Aragón, con don Antonio de Aragón su hermano, del Consejo de Ordenes y del supremo de la Inquisición.

El rey mandaba. Lerma no estaba acostumbrado á aquello. Señor dijo , yo no puedo seguir siendo secretario de vuestra majestad. Os lo mando yo dijo el rey. Obedezco, señor. A fray Luis de Aliaga, le nombramos confesor de la reina dijo el rey. Estremecióse Lerma. Traednos el nombramiento. Al conde de Olivares le reponemos en su oficio de caballerizo mayor. ¡Ah, señor! ¡Dios quiera que no os pese!

Dos días tardó en hacerse conceder una audiencia. El Caballerizo Mayor le condujo. El Rey se hallaba en la antecámara de su celda, y llenos estaban los vecinos corredores de gente togada, de frailes, de clérigos, de cortesanos. Todo un mundo vestido de ropas negras o pardas que se movía con actividad silenciosa y grave.

Momentos después el caballerizo ensillaba al zaino sin que nadie más que él estuviera en la caballeriza, que parecía abandonada.

Ni al caballerizo mayor ni al primer eunuco les quedó duda de que habia robado Zadig el caballo del rey y la perra de la reyna; conduxeronle pues á la asamblea del gran Desterham, que le condenó á doscientos azotes y seis años de presidio.

En las corridas de 1640 le fue designado asiento en el cuarto suelo de la Casa Panadería, figurando en la misma lista que el caballerizo del Conde-Duque, los barberos de Cámara, los mercaderes del Rey y las criadas de los Marqueses del Carpio. En las de 1648 su nombre aparece mejor acompañado: esta en el cuarto suelo, en la parte de la Puerta de Guadalajara, cerca del grefier del Tuson.

Y como sabía las señas del embozado, esto es, sombrero gris, capa parda y botas de gamuza, supe que aquel hombre había llegado aquella tarde en un cuartago viejo que me enseñaron en las caballerizas, donde le había mandado cuidar el señor conde de Olivares, caballerizo mayor del rey.

Recibió el anciano á los dos extrangeros en un sofá de plumas de colibrí, y les ofreció varios licores en vasos de diamante, y luego satisfizo su curiosidad en estos términos. Yo tengo ciento setenta y dos años, y mi difunto padre, caballerízo del rey, me contó las asombrosas revoluciones del Perú, que habia el presenciado.

No hay duda, ha partido para el Norte observé cuando Crump se retiró y la puerta se cerró detrás de él. Casi parece que su huida hubiese sido premeditada. Anoche mandó su equipaje. Pensaba en ese momento en el arrogante y atrevido caballerizo, en ese impudente joven Hales, y cavilaba si sus renovadas amenazas no habrían conseguido que ella accediera a tener otra entrevista con él.

¡Pero si don Rodrigo Calderón no pasa de ser el humilde secretario del duque de Lerma!... Don Rodrigo lo es todo. Sólo tiene un rival... rival que con el tiempo le matará, si don Rodrigo no le mata antes á él. ¿Y quién es ese rival? Don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares, caballerizo mayor del rey y sobrino de don Baltasar de Zúñiga, ayo del príncipe don Felipe.