United States or Rwanda ? Vote for the TOP Country of the Week !


Usted no sabrá esto; yo tampoco lo sabría si poco después de nacer no me hubiese tomado bajo su protección aquel santo hombre, que fue para un verdadero padre. Parece que cada orden religiosa se dedicaba en sus buenos tiempos a una especialidad.

Los afluentes empezaban á aumentar su caudal con una prodigalidad inquietante. Llegaba la crecida que él venía anunciando desde meses antes en los ministerios para conseguir que se continuasen las obras si aún era tiempo. Recibió luego un telegrama de los mismos que le habían aconsejado la marcha á Buenos Aires.

Desde 1840 hasta 1852 residió en Chile, primero como desterrado de Benavides, tirano de San Juan; después como adversario de Rosas, tirano de Buenos Aires. Asistió con Urquiza a la batalla de Caseros, y fué después con Mitre adversario de la política del caudillo entrerriano.

Perdonad, señor mío le dijo sonriendo ; pero me hacéis mucho daño, y no tengo valor para que me lastiméis de nuevo; aún siento el dolor horrible del cruel beso que me dísteis esta mañana. Tratadme, pues, con caridad; sentáos y hablemos como dos buenos amigos que se despiden para no volverse á ver. ¡Ah, Dorotea! ¿estáis irritada conmigo? Irritada no; estoy lastimada y nada más. Pero sentáos.

¡Si viera usted, Gloria, qué tristeza he pasado estos días en que no tenía noticias suyas! Creí que me había usted olvidado. Yo no me olvido nunca de los buenos amigos. Además, le había prometido una cosa, y de ningún modo querría dejar de cumplir mi promesa. ¿Qué cosa? ¿No se acuerda usted? Las calabazas... ¡Ah, ! exclamé riendo.

Entre los juicios que esta obra mereció, cuando vio la luz pública, se encuentra el siguiente, que expresa, con particular acierto, el concepto ideológico y la finalidad moral a que «Transfusión» responde: «Rosario, julio 15 de 1908. Señor Enrique de Vedia. Buenos Aires.

Al ir a tomar posesión de la nueva propiedad, los vecinos más prudentes le habían dado buenos consejos. Era muy dueño de visitar su hacienda durante el día, ¿pero pernoctar en su casa?... ¡nunca! No había memoria de que un chueta hubiese dormido en el pueblo. Don Benito no prestó atención a estos consejos y se quedó una noche en su propiedad; pero apenas se metió en la cama huyeron los caseros.

Los buenos tiradores concurren de todos los puntos de la Confederacion á disputarse los premios y el honor del triunfo, fraternizando siempre; y no pocas veces toman parte en la pacífica lucha algunos aficionados de Inglaterra, Francia, Italia y Alemania.

Tal vez no exista en estos momentos. Y el infeliz llama a don Isidro; quiere verlo para saber si realmente vamos a Buenos Aires. Una manía de moribundo... Yo he pensado que nada cuesta darle esta satisfacción, y voy en busca de Maltrana hace media hora. Es extraño que no lo encuentre. ¿Sabe usted dónde está?

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por ser uno dellos, y vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento.