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Algo impresionado, cerró el cura bruscamente la entreabierta tabaquera, en la que estaba a punto de introducir los dedos. No tienes aspecto de eso, hijita. ¡Cómo! ¿no me veis ojerosa y con mis labios pálidos? No, Reina; al contrario, tus labios están rosados y tu rostro denota una floreciente salud. Pero ¿de qué te mueres?

Para darle más extensión es siempre casado, y la mujer se encarga de otro menudo oficio: como casada, no puede servir, es decir, de criada, pero sirve de lo que se llama asistenta; es conocida por tal en el barrio: ¿se despidió a una criada demasiado bruscamente y sin dar lugar al reemplazo?

Durante el almuerzo, Isabel me dio cuenta de los trabajos de su padre en mi favor. El conde no estuvo tan expansivo y locuaz como la otra vez. Se conocía que algo le preocupaba, tal vez una pérdida grave en el juego de la noche anterior. Siguiendo los impulsos de su carácter, atacó bruscamente la fortaleza, reprobando en términos severos la estancia de Gloria en el convento.

Pues bien, sal de dudas. La conocí en Londres, en la Alhambra, donde cantaba y bailaba, sin que se pudiese sospechar que llegaría á ser una estrella. ¿No es italiana? preguntó bruscamente Tragomer. Los ojos de Sorege se abrieron y dijo con voz seca, solo detalle que tradujo un poco su emoción: ¿Por qué ha de ser italiana? ¿Porque canta en italiano?

El día de aquella tremenda conversación sobre los matrimonios sin amor, Bettina también sintió por la primera vez despertarse de pronto en ella esa necesidad de amar que duerme, mas no muy profundamente, en el corazón de todas las jóvenes. La sensación fue la misma, en el mismo momento, en el alma de Juan y en el alma de Bettina. El, aterrado, se echó bruscamente atrás.

No fuera prudente sostener que en este admirable retrato, aunque todavía a trechos algo duro y seco, acabe la primer manera del pintor; porque ni en lo general las formas artísticas, ni en lo particular los estilos personales empiezan ni terminan bruscamente sino por gradación; pero se puede afirmar la superioridad indiscutible del cuadro con relación a cuanto hasta entonces había pintado Velázquez, a lo menos de lo que se conserva.

¡Vaya Vd. con Dios, Padre! y desapareció bruscamente en la espesura. ¡Dios bendiga tu primer paso en la senda del bien, hijo! repuso en recia y conmovida voz el Cura, y salve tu alma, que pierdes entregándola á tus malas pasiones.

Hasta tal punto su desatinada pasión le había desequilibrado y aturdido. No sólo hizo esto sino otra cosa peor, si cabe. Su curador, al enterarse de sus gastos excesivos y de la vida que llevaba, s presentó un día en su casa, encerróse con él en el despacho y le interpeló bruscamente: Vamos a cuentas, Raimundo.

¡Ah! exclamó la duquesa dando un grito, y retirándose bruscamente de doña Clara. ¿Qué es eso, mi buena duquesa? dijo con gran interés el conde de Olivares. Nada, no es nada; es un accidente que padezco... caballero añadió dirigiéndose á Juan , ¿queréis darme vuestro brazo?... apenas puedo sostenerme... y sus majestades esperan.

¿Hablaba así porque esa era la verdad, o porque, culpable, comprendía la eficacia de la defensa en tal forma? ¿Y también tenía usted que recurrir a ella por dinero? Zakunine alzó la frente al oír esa pregunta, y fijó bruscamente la mirada en los ojos del magistrado; pero en seguida los bajó otra vez, confuso. ¿Qué le ha retenido a usted en Zurich durante todo este verano? La propaganda.