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Luego, el empleado fue presentándole a otros: el Golfín, un angelito de pelo rizado y ojos garzos, con el que había que tener gran vigilancia por la intensa simpatía que inspiraba a sus compañeros; el Boto, el Feo y el Paniego, que llevaban varias temporadas en el establecimiento, y siempre «trabajaban» juntos; el Morritos, el Lentejas y el Lagarto, que aún no contaban trece años, pero tenían sus novias fuera de la cárcel, lo que les daba gran prestigio entre los compañeros.

Naves, alzad las flámulas hermosas Envueltas por las nubes magestuosas Del humo del cañon, Conmemorando los gloriosos dias En que Chile botó á las ondas frias En leño audaz su invicto pabellon. Campos feraces do la mies ondea, Selvas en donde el pájaro gorjea, Rios que vais al mar: Un himno alzad con voz estrepitosa, Que os fecundó la sangre jenerosa Que enrojeció las gradas de su altar.

Ya ves que está acostumbrado a comer en casas grandes. Justamente: como la taberna de Boto, en la calle del Ave María... ración de guisado, a real; con pan y vino, treinta y cinco céntimos. Estás hoy... que no se te puede aguantar. Pero a todo me avengo, Nina. mandas. ¡Ay, si yo no mandara, bonitas andaríamos! Ya nos habrían llevado a San Bernardino o al mismísimo Pardo».

Los enemigos, viendo el campo roto, Siguieron la victoria tan gozosos, Cual suele el cazador ir por el coto, Matando los conejos temerosos. Cual indio espada, alfange lleva boto De herir y matar, cual los mohosos Cañones de arcabuz lleva bañados De sangre con los sesos misturados.

Como el ya don Simón no conocía bien al pormenor el carácter de la plaza mercantil en que se había establecido, dedicóse el primer año, y mientras la estudiaba a fondo, a descuentos ventajosos y préstamos sobre fincas; negocios que le proporcionaron cómodas y pingües utilidades. Al siguiente, ya se matriculó como comerciante capitalista. Al tercero, botó dos barcos a la mar.

Antes se muriera de hambre Frasquito, que hacer cosa alguna sin dignidad. Se dio el caso de entrar disfrazado en el figón de Boto, a comer dos reales de cocido, antes que presentarse en una buena casa, donde si le admitían con agasajo, también lastimaban con crueles bromas su decoro, refregándole en el rostro su gorronería y parasitismo.

Todo lo que era pesado o boto para el amor desapareció de su menuda persona, no quedando sino lo vivaz, lo mondo, lo agudo, lo picante, el grano concentrado de especia, el clavo de olor, capaz de perfumar a un tiempo innumerables deseos. A pesar de su celoso cariño, don Alonso deseaba casarla temprano, con algún mancebo capaz de mantener el lustre de la sangre.

Ya sabía que todavía no habías pasado lo último... A la verdad, después de lo sucedido, este golpe final no debe cogerte de sorpresa... Boto el freno, debías suponer dónde había de parar. ¿Y a , qué? exclamó el infeliz joven con la misma sonrisa, mostrando en todo su cuerpo una inquietud exagerada.

En aquel astillero se han construido magníficos barcos de alto porte, habiendo sido el último que se botó al agua el vapor Paz, propiedad de los hermanos Alcántara. En aquella ensenada hacen carga de maderas para China y Japón, gran número de barcos. En la fecha en que pasamos por Laguimanoc había dedicados á este negocio dos extranjeros, uno de ellos, Mr.

-Ya te tengo dicho antes de agora muchas veces, Sancho -dijo don Quijote-, que eres muy grande hablador, y que, aunque de ingenio boto, muchas veces despuntas de agudo. Mas, para que veas cuán necio eres y cuán discreto soy yo, quiero que me oyas un breve cuento. «Has de saber que una viuda hermosa, moza, libre y rica, y, sobre todo, desenfadada, se enamoró de un mozo motilón, rollizo y de buen tomo. Alcanzólo a saber su mayor, y un día dijo a la buena viuda, por vía de fraternal reprehensión: ''Maravillado estoy, señora, y no sin mucha causa, de que una mujer tan principal, tan hermosa y tan rica como vuestra merced, se haya enamorado de un hombre tan soez, tan bajo y tan idiota como fulano, habiendo en esta casa tantos maestros, tantos presentados y tantos teólogos, en quien vuestra merced pudiera escoger como entre peras, y decir: "