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Dejó caer los pinceles, y reclinando su tonsurada cabeza sobre los brazos, empezó a sollozar amargamente. Sus lágrimas cayeron sobre el pergamino, manchándolo lastimosamente y haciendo más borrones en sus malogrados dibujos. ¡Cuántos días pasó Fray Baltasar en aquel amargo estado de ánimo! ¡Cuántas noches sin pegar los ojos!

Así pensaba la tía Silda, y según sus ideas, más o menos animosas, apresuraba o acortaba el paso; en la esquina de Piedras se paró, porque al mirarse en el espejo de un escaparate, se vió de cuerpo entero, la estampa viva de esas pobres vergonzantes, viudas de pega, generalmente, que andan hocicando en las casas ricas, de mantón y velo color de ratón, con lágrimas perennes, como cristalizadas, en los ojos, y en la mano, cubierta a medias por mitones agujereados, el certificado, amarillo y grasiento, de la parroquia, lleno de borrones y de firmas ilegibles.

El buey suelto... D. Gonzalo González de la Gonzalera. De tal palo tal astilla; 4 y 4,50 pesetas. Escenas Montañesas; 4 y 4,50 pesetas. Borrones ejemplares, miscelánea de artículos, cuentos, parábolas y sátiras; 1883, 8.º, 2,50 y 3 pesetas. Sacramento y concubinato: novela original, de costumbres aragonesas, con una carta-prólogo de D. Manuel Trueba; 1884, 8.º, 2,50 y 3 pesetas.

A la hora del almuerzo, los pasajeros comieron apresuradamente, deseando volver cuanto antes a la cubierta. Esperaban ver Buenos Aires de un momento a otro. Se iba aproximando el trasatlántico a la ribera argentina. No alcanzaba a distinguirse ésta por ser muy baja, pero sobre la línea del agua extendíanse algunos borrones horizontales, siluetas de lejanas arboledas.

Y raro era el día en que el padre no la dijera: Hijita, vas a ponerme en limpio ese manuscrito que está sobre la mesa del escritorio; tu letra es más clara que la de Jacinto, y no echas borrones, ni haces raspaduras. A todos atendía Susana, y todo lo ejecutaba a maravilla. Y en el salón, en el escritorio, en el tocador y en la cocina, siempre era la misma, dispuesta y viva, amable y afectuosa.

El agradable sitio se llevaba Tras la vista que durmiendo, viva Mucho mas que despierta se mostraba. Palpable vi, mas no si lo escriba, Que á las cosas que tienen de imposibles, Siempre mi pluma se ha mostrado esquiva. Las que tienen vislumbre de posibles, De dulces, de suaves y de ciertas Explican mis borrones apacibles.

Levantaban al cielo sus blasones, Que estaban por ser pocos ó ningunos, Escritos del olvido en los borrones. Al dulce murmurar, al oportuno Razonar de las dos, la del asiento, Que en belleza jamas le igualó alguno,

El rehuir la enseñanza del idioma patrio y las trabas puestas á la radicación del elemento peninsular son los dos grandes borrones de la Administración de España en Filipinas, constituyendo formidable barrera interpuesta entre el europeo y el indígena, imposibilitados de fraternizar sin mediadores tan poderosos como son la comunidad en la familia y en el idioma, cuando la unidad de creencias religiosas estrecha la distancia de dos pueblos tan profundamente identificados, á pesar de la enorme distancia etnográfica con que la naturaleza les ha separado.

Ni él reparó en los clérigos, ni ellos se dieron cuenta de la presencia del labriego. Pasó un cuarto de hora abstraído el chico en sus cavilaciones, dormitando el guardián, y raspando borrones el que escribía, hasta que, tras ruido de puertas que se abrieron y cerraron, entró en la habitación el obispo.

Leto, que ya había soñado con verlas honradas allí, se llamó a engaño y declaró a Nieves que no volverían al cartapacio de la botica aquellos insignificantes borrones, puesto que le gustaban a ella; y Nieves, sin andarse en ociosos disimulos, porque conocía la sinceridad de la oferta, la aceptó de plano con gran regocijo, aunque no tanto como el que produjo en don Adrián el galante rasgo de Leto.