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Ma. de Staël en Coppet, suspirando por el sucio arroyo de la rue du Bac o Frou-frou en Venecia, soñando con el bulevar, no son más desgraciados que el bogotano que la suerte aleja de su ciudad natal y sobre todo... del Altozano. La sociedad. Cordialidad. La primer comida. La juventud. Su corte intelectual. El "cachaco" bogotano. Las casas por fuera y por dentro. La vida social.

Las autoridades locales de Villeta, con algunos amables vecinos que se habían unido, salieron a recibirnos y a conducirnos al hotel. ¡Al hotel! Un bogotano se pone pálido al oír mencionar el hotel de Villeta: ¡qué haríamos nosotros cuando contemplamos la realidad! Felizmente para , se me avisó que un amigo me había hecho preparar alojamiento en una casa particular.

En ese capítulo falta, pues, una exposición metódica, no digo de la historia literaria de Colombia, sino del estado actual de la literatura en aquel país; ni se mencionan nombres como los de Borda, Arrieta, Isaacs, Obeso y tantos otros descollantes; nada sobre la Academia, sus trabajos, y, sobre todo, ese inexplicable silencio acerca del periodismo bogotano! Quizá haya tenido el Sr.

Y cuando pinta a Rufino Cuervo, el sapientísimo autor de las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, «trabajando con tranquilidad, sin interrumpirse sino para despachar un cajón de cerveza...», porque Cuervo no es ni más ni menos que cervecero. «Yo mismo he embotellado y tapado, me decía Rufino» agrega el señor Cané...

Mañana lo sabré y se lo diré; mire que me ha prometido ir a ver mis cuadros, no lo olvide». Al día siguiente, al entrar en casa, supe que Pombo acababa de salir; sobre el escritorio encontré una hoja de papel suelta, un viejo borrador mío, con este verso: Cumplo, amigo, mi palabra; Cúmplala usted como yo. Ramón Guerra se curó Tomando leche de cabra. Eso es bogotano puro.

El fondo de escepticismo abraza también las cuestiones religiosas; raro es el bogotano del buen mundo que se lance, en una declamación contra los frailes, etc. Tienen la epidermis intelectual nerviosa y cualquier rasgo de mal gusto los irrita. Pero al mismo tiempo, hiperbólicos, exagerados, extremosos en todo. ¿Tienen una antipatía?

¿Qué tocan? ¡Oh, el bogotano es hombre de buen gusto y conoce a los maestros divinos que han trazado las rutas más seguras para llegar al corazón de la mujer!

Concebimos bajo las mismas leyes intelectuales, como aspiramos a la fortuna con idéntico propósito, así como, con igual desenfado, la echamos por la ventana, una vez conseguida. Un bogotano, un cachaco exquisito, pobre como Adán, había tenido la suerte de ser designado por el gobierno para conducir a Quito no qué piedra conmemorativa de la independencia.

El bogotano es esencialmente escéptico; capaz de todos los entusiasmos, tiene cierto desdén de hombre de mundo por la declamación patriotera de media calle.

Estaba allí bien representada la juventud de Colombia en aquellos hombres cultos, de una corrección social perfecta, de maneras sueltas y elegantes. El corte intelectual del bogotano joven es característico. Desde luego, una viveza de inteligencia sorprendente, eléctrica en su rapidez de percepción.